Beatificarán a primer guatemalteco de origen


La cripta del sacerdote Hermógenes López, quien fuera asesinado durante el conflicto armado interno. La sotana que se colocó sobre la tumba, muestra los orificios de bala y manchas de la sangre del sacerdote.

El proceso de beatificación y canonización del padre Eufemio Hermógenes López Coarchita, asesinado durante el conflicto armado en 1978 en San José Pinula, dará inicio hoy con la celebración de una misa y la entrega de un documento enviado desde el Vaticano a monseñor Rodolfo Quezada Toruño, el cual da a conocer dicho proceso. La celebración se efectuará en la Catedral Metropolitana a las cinco de la tarde.

Javier Estrada Tobar
lahora@lahora.com.gt

Durante la lectura del documento Nulla Osta (que traducido del latí­n significa «sin obstáculos») enviado por el papa Benedicto XVI, Monseñor Quezada Toruño nombrará una comisión integrada por cinco obispos, que se encargarán del proceso de investigación de la beatificación. La comisión estará integrada por dos postuladores, un notario, un juez y un defensor de justicia. El Arzobispo dará el nombramiento y recibirá el juramento de cada integrante de dicha comisión.

«El padre Hermógenes López fue un hombre intachable y su muerte impactó mucho a la población, la comunidad lo considera un hombre justo y bueno» declaró el Párroco de la Iglesia de San José Pinula, padre Carlos Enrique Pirir.

Historia de una vida entregada a la comunidad y a Dios

El padre Eufemio Hermógenes López Coarchita nació en Ciudad Vieja, Sacatepéquez, el 16 de septiembre de 1928. Fue el tercer hijo del matrimonio de íngel López y Victoria Coarchita. Entró al Seminario el 2 de mayo de 1944, a los 15 años de edad. Cursó la Teologí­a en San Salvador de 1951 a 1954. El Arzobispo de Guatemala en ese entonces, Monseñor Rossell Arellano lo ordenó sacerdote en Guatemala el 7 de noviembre de 1954.

En noviembre de 1966 es nombrado Párroco de San José Pinula, donde desempeñó con compromiso y fidelidad su ministerio pastoral hasta la fecha de su muerte. Según versiones, el sacerdote siempre se opuso a la presencia de un camión del Ejército que se estacionaba frente a la iglesia los dí­as domingos con soldados que reclutaban forzosamente a los jóvenes que iban a misa.

Un dí­a antes de su asesinato el padre Hermógenes le escribió una carta al Presidente de la República, general Kjell Laugerud Garcí­a, y al Presidente electo, general Romeo Lucas Garcí­a, en donde les solicitaba que el Ejército dejara de reclutar a los jóvenes católicos que iban a misa, y también sugerí­a que el Ejército fuera disuelto y se considerara alguna fuerza de seguridad alternativa.

También se dice que en ese tiempo, una compañí­a de agua que deseaba operar en San José Pinula extrayendo agua de las montañas hacia los sectores exclusivos en construcción de las zonas 14 y 15. Como el agua extraí­da no tení­a como destino a la población del municipio, el sacerdote manifestaba públicamente su oposición a dicha explotación por parte de la compañí­a.

El asesinato del sacerdote ocurrió el 30 de junio de 1978 (Dí­a del Ejército) en la aldea San Luis, a 4 km de la cabecera. El sacerdote se encontraba visitando a dos jóvenes de la aldea, cuando al regresar a su parroquia fue atacado por varios sujetos que le dispararon ocasionándole la muerte.

«Este proceso ha sido un clamor de 30 años y quienes lo conocieron ven que los esfuerzos de todo este tiempo rinden frutos. Es una manera de repudiar la forma en que lo mataron» resalta el sacerdote Pirir. Añade que el saber la labor del padre Hermógenes, lo motiva a continuar con la misión del prelado asesinado. «Siendo yo el sucesor tengo que ser fiel y abnegado en el trabajo sacerdotal acá» indica el Padre.

El padre Carlos Pirir finaliza lamentando que el Gobierno y el Estado de Guatemala no hayan continuado con la investigación del asesinato, ya que hasta el momento no ha sido esclarecido, pero se alegra al pensar que muy pronto las virtudes y el trabajo de este siervo de Dios serán reconocidos pública e internacionalmente.