El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, dio a entender hoy que la institución no pretende imitar a la Reserva Federal estadounidense y no bajará a corto plazo sus tasas de interés, pese a que el crecimiento del bloque se adivina menor de lo esperado.
«En cualquier circunstancia, pero todavía más en los periodos difíciles de corrección significativa de los mercados y de turbulencias, la responsabilidad del banco central es anticipar de forma sólida los movimientos de inflación para garantizar la estabilidad financiera», declaró Trichet ante parlamentarios en Bruselas.
A aquellos que reclaman al BCE que se preocupe más por el crecimiento, como hace la Reserva Federal estadounidense (Fed), y menos por el alza de los precios, Trichet les respondió claramente.
«No tenemos dos agujas en nuestra brújula, una que sería la de la economía real y otra la de la inflación. Tenemos una única aguja, la que nos indica cómo hacer para lograr la estabilidad de los precios», declaró Trichet.
«Nuestra misión es dar a los ciudadanos la estabilidad» de los precios y ser «creíbles» en este trabajo, ya que «es la condición necesaria para que tengamos un crecimiento duradero y sostenible», insistió el responsable.
Al afirmar que su prioridad es luchar contra el alza de los precios, Trichet marca sus distancias con el Banco Central estadounidense, que envió al mundo una señal clara y fuerte ayer, al realizar un recorte importante (-0,75%) de sus tasas de interés con el fin de sostener la actividad económica en Estados Unidos.
Decepcionadas por la actitud del BCE, las bolsas europeas volvieron a operar en rojo hoy.
En este momento, los tipos de interés estadounidenses se sitúan en 3,5% anual frente al 4% de la zona euro.
La reducción de las tasas en Estados Unidos, pese al alza importante de los precios en aquel país debido al encarecimiento de los productos energéticos, permitió que los mercados bursátiles recobraran el aliento.
Al actuar así, la Fed también puso el balón en el campo del BCE y le instó indirectamente a imitarla en un momento en que los signos de pérdida de ritmo del crecimiento económico se multiplican también en la zona euro.
El propio Trichet admitió en Bruselas que el crecimiento de la zona euro podría ser menos importante que lo previsto.
«En este momento, no hay elementos que justifiquen una modificación del panorama de base del BCE sobre las perspectivas de crecimiento en la zona euro», pero «los riesgos con respecto a este panorama de base se orientan a la baja», reconoció.
En las últimas previsiones, el BCE había calculado que el crecimiento en la zona euro sería de 2,2% en 2008, una cifra considerada demasiado optimista vistas las circunstancias. El propio vicepresidente del BCE, Lucas Papademos, admitió ayer que el crecimiento podría ser ligeramente inferior al 2%.
«Vamos a ver cómo se desarrolla la situación en la economía real», advirtió Trichet.
Las declaraciones del presidente del BCE fueron bien recibidas en Alemania, donde el ministro de Economía, Michael Glos, pidió que el «Banco Central europeo no se deje presionar».
«El BCE tiene una misión muy clara que es mantener la estabilidad (…) No recuerdo que haya existido en el pasado una promesa de tomar decisiones sobre las tasas en paralelo entre otros países», recordó el ministro.