La crisis de la deuda irlandesa puede obligar al BCE a mantener sus medidas excepcionales de apoyo a los bancos de la Eurozona, comentaban los analistas, a la espera de la reunión del instituto este jueves, en la que se espera que mantenga su tasa directriz en 1%.
Los mercados esperan con ansiedad las decisiones del Banco Central Europeo, tras el anuncio del rescate de Irlanda por la UE y el FMI, que lejos de devolver la confianza a los mercados, puso esta semana bajo presión a Portugal y a España.
Tanto Irlanda como Grecia, rescatada en mayo, «son países en situación de solvencia», dijo el martes el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, queriendo trasmitir un mensaje de calma, aunque reconoció que tienen «un problema para aplicar su ajuste» fiscal.
Lo que sí parece seguro para los economistas es que el BCE, con sede en Fráncfort (oeste de Alemania), mantendrá su tasa directriz en 1%, el nivel más bajo de su historia, en el que se mantiene desde mayo de 2009.
En septiembre, el BCE decidió prolongar varios meses su dispositivo excepcional de apoyo a los bancos de la Eurozona, que consiste en prestarles dinero en cantidades ilimitadas en condiciones ventajosas.
A comienzos de noviembre, Trichet indicó que la institución se pronunciaría a comienzos de diciembre sobre el futuro de sus medidas excepcionales.
Razón por la que según el economista de ING Carsten Brzeski, tras dos reuniones mensuales sin mucha enjundia, la de este jueves podría ser «tan explosiva como la dinamita».
«El BCE tendrá que seguir aportando medidas de apoyo excepcional, pese a las indicaciones anteriores», escribieron los analistas de ABN-Amro en una nota.
El economista del RBS Jacques Cailloux dijo: «Consideramos importante que el BCE transmita un mensaje enérgico en su rueda de prensa este jueves, y declare que está dispuesto a intervenir en cualquier momento para garantizar la estabilidad financiera de la región».
Tras las turbulencias renovadas en el mercado de la deuda soberana, especialmente de Irlanda, Portugal y España, «pensamos que el BCE deja de estar en medida de mantener su retirada» de medidas excepcionales en enero, abunda Silvio Peruzzo, del Royal Bank of Scotland.
Los analistas del banco ABN-AMRO advirtieron incluso que «el riesgo de que la crisis de deuda soberana siga extendiéndose parece elevado, a falta de una acción rápida y decisiva de las autoridades europeas».
El BCE reaccionó la semana pasada doblando la cantidad de compras semanales de obligaciones públicas, a cerca de 1.350 millones de euros. En total ha comprado 67.000 millones de euros de deuda soberana desde mayo, en plena crisis griega.
La autoridad monetaria de la zona euro puso fin a ciertas operaciones de préstamos a largo plazo a los bancos, pero ha mantenido generosas condiciones de crédito a una semana, un mes y tres meses.
Retirar alguna de estas condiciones en el mal momento podría agravar la situación de los bancos de países en dificultades.
Y sin embargo, oficialmente, el BCE considera que la Eurozona sigue en curso de normalización.
«La economía europea ha sorprendido constantemente, siendo mucho más dinámica que lo previsto desde el regreso al crecimiento, y eso es un hecho», declaró el martes Trichet.
En la reunión del consejo de gobernadores este jueves se espera también que el BCE revise sus proyecciones trimestrales de crecimiento y de inflación para la Eurozona, y que dé las primeras estimaciones para 2012.
Actualmente prevé un crecimiento de 1,6% este año y de 1,4% el próximo.
Mientras la inflación se mantenga a un nivel inferior pero cercano al 2%, el objetivo de estabilidad de precios por el que vela el BCE está cumplido, lo que le deja margen de maniobra para no elevar los tipos de interés. Por el momento, el BCE espera una inflación de 1,6% en 2010 y de 1,7% en 2011.