Con las manos atadas por la crisis del crédito, el Banco Central Europeo (BCE) probablemente deje sus tasas de interés sin cambios pese a sus deseos iniciales y su convicción de que persiste una amenaza inflacionista, estiman varios economistas.
El jueves, los gobernadores del BCE celebrarán una de las reuniones más abiertas en varios años y sin duda desde la llegada del francés Jean-Claude Trichet, a la cabeza de la institución hace cuatro años.
A comienzos de agosto, Trichet lanzó un mensaje sin equívocos anunciando una vuelta de tuerca monetaria desde septiembre. A fines de agosto, dio marcha atrás, dando a entender que el status quo también era posible.
La crisis de los créditos inmobiliarios de riesgo en Estados Unidos («subprime») y sus efectos en los mercados financieros modificó totalmente la situación.
Además, la mayoría de los economistas -26 de los 30 economistas del panel AFP/Thomson Financial News- revisaron su pronóstico. La principal tasa directriz, que determina el nivel de crédito en los 13 países de la zona euro, permanecerá en 4%, aseguraron.
El BCE ya subió sus tasas en un 2% desde diciembre de 2005.
«Ciertamente, el riesgo de que el BCE sorprenda a los mercados con un alza de las tasas en septiembre sigue siendo sustancial», subrayó Holger Schmieding, economista del Bank of America.
Las estadísticas favorables para la economía publicadas la semana pasada en la zona euro apoyan los proyectos del BCE de ajustar aún más la canilla del crédito para contener eventuales alzas de los precios.
Una nueva alza de las tasas desde el 6 de septiembre, no obstante, sólo aumentaría el nerviosismo de los mercados, y sería muy mal recibida, argumentan la mayoría de los observadores.
Por otro lado, el BCE podría elevar su principal tasa a 4,25% y comunicar que el ciclo de subida de las tasas ha llegado al máximo. Esto permitiría poner fin al endurecimiento de su política monetaria, en lugar de buscar luego el momento adecuado para volver a subir las tasas, un momento que podría no llegar porque la Reserva Federal estadounidense se apresta a bajar las suyas.
Si los guardianes del euro se deciden por mantener las tasas sin cambios, ¿qué dirá entonces Trichet en la conferencia de prensa? ¿Dará a entender que las alzas de tasas aún no han terminado pero sin comprometerse a una fecha, subrayando por ejemplo «una vigilancia persistante» del Consejo en lugar de la «gran vigilancia» que anuncia un alza de las tasas al mes siguiente?, se interroga Schmieding.
¿O anunciará un congelamiento de las tasas durante un largo plazo, lo cual representaría «el mayor alivio para los mercados»?, subraya el economista jefe del Bank of America en Europa.
Pero esta opción parece menos probable porque daría la impresión de que el BCE cede a las presiones políticas, lo cual sería negativo para su credibilidad frente a los mercados, estiman varios expertos.
La semana pasada, el presidente francés Nicolas Sarkozy, que presiona desde hace varios meses al BCE para que ponga fin a sus alzas de tasas, sugirió que no desconocía el cambio de rumbo adoptado por Trichet cuando éste evocó la posibilidad de un status quo monetario.
«Todo el mundo tiene derecho a tener su opinión sobre la política monetaria y sobre las tasas de interés, pero nadie debe presionar al Banco» Central, declaró el lunes el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, al declararse convencido de que el BCE tomará el jueves una «decisión justa», como en el pasado.
por ciento
mantiene invariable su tasa de interés el BCE