La economía de los 17 países que utilizan el euro sigue débil y tendrá problemas para crecer, incluso ante una confianza «visiblemente mejorada» entre los mercados financieros del bloque, advirtió ayer el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.
Después de que el consejo de gobierno del BCE dejó intacta su tasa clave de interés, en un mínimo histórico de 0,75%, Draghi insistió en que el banco ha hecho su parte para sacar a la eurozona de la crisis financiera.
Los precios de las acciones han subido en los mercados de la región desde septiembre, cuando el BCE ofreció comprar los bonos de países como España e Italia, que padecen por los altos costos de su deuda.
Draghi dijo que depende de los gobiernos apuntalar la confianza de los inversionistas en el bloque monetario, mediante el saneamiento de sus finanzas públicas, reducción de trabas burocráticas y eliminación de regulaciones que impiden un crecimiento más vigoroso.
«Esperamos que la actividad económica en la zona del euro continúe débil, aunque sigue apoyada por nuestra postura de políticas monetarias, y la confianza de los mercados financieros está visiblemente mejorada, tras nuestras decisiones», afirmó Draghi durante una conferencia de prensa en Fráncfort, Alemania.
La debilidad económica plantea graves riesgos para la eurozona, pues sólo un fuerte repunte ayudará a reducir los niveles de deuda gubernamental que han llevado ya a que Grecia, Portugal, Irlanda y Chipre pidan rescates financieros. La deuda pública en la eurozona promedia ahora 90% de la producción económica anual, muy por encima del límite de 60% contemplado por las reglas fiscales de la región.
El jueves, la tasa de interés del bono de referencia de España a 10 años se ubicó en 5,8% en el mercado secundario. Ese interés es un indicador del riesgo que perciben los inversionistas sobre la economía de un país.
La tasa tuvo un aumento marginal en los días recientes, pero sigue debajo de los niveles insostenibles de 7% que llegó a alcanzar en julio.
Aunque los mercados se muestran menos nerviosos, la perspectiva de la economía en general es desalentadora.
Los recortes presupuestarios y las alzas de impuestos, que han formado parte de los programas de austeridad, están lastrando las economías. El producto interno bruto (PIB) de la región se contrajo 0,3% en el segundo trimestre.
La comisión ejecutiva de la unión Europea ha pronosticado que la reducción del PIB será de 0,4% este año. Y quizá lo más alarmante es que el crecimiento durante todo el año próximo sería de apenas 0,1%.
El desempleo se ubica en 11,6%, más alto que en 1999, cuando se adoptó el euro.
Cinco países de la eurozona están en recesión: Italia, España, Portugal, Grecia y Chipre.