Conocí hace años a Alfonso Bauer Paiz y le tengo conceptuado como un excelente ciudadano que ama a su país, independientemente de su longevidad y la ética carrera de su vida personal y profesional.
Leí la columna de Alfonso en La Hora del 21 de junio de 2010, página 11, que trata sobre «Iniciativas de Ley de Minería», en la que nos da un ligero parpadeo del desfalco ecológico que realizan a través del tiempo los gobiernos en complicidad con la iniciativa privada nacional y extranjera a la República de Guatemala, sobándole la cara a esta población que todo lo permite sin chistar, porque generalmente no entiende, no sabe y por consecuencia, no le interesa lo que ocurre con su país, además, del miedo de afrontar las situaciones que como pueblo debería, con el mayor valor y dignidad.
A través de este escrito es mi ferviente deseo respaldar, como ambientalista de hace muchos años de militancia activa, la iniciativa de Alfonso Bauer Paiz que consiste en que se derogue el Decreto Número 48-97 del Congreso de la República de Guatemala, Ley de Minería de Guatemala y su Reglamento., por medio de una nueva Ley de Minería.
La actual Ley de Minería adolece de defectos, lagunas legales y exceso de bondades para los mineros, los cuales riñen con el medio ambiente, la ecología, la salud y el bienestar general de TODOS los guatemaltecos, aunque muchísimas personas aún no logren percibirlo y se pregunten en qué les afecta. Es un poco largo de explicar, pero afecta a todos en el presente y en una larga proyección hacia el futuro.
Los recursos de Guatemala se están socavando de una manera grosera y esto no puede traer más que enorme desgracia para el país. Si los ciudadanos no tomamos acción inmediata, las generaciones actuales y nonatas sufrirán serias consecuencias, iniciando por la pobreza y el hambre. Eso de que la minería trae desarrollo a estos países son puras tortas y pan pintado, como decía un amigo mexicano.
Quizás la minería traería desarrollo si el capital que realiza la explotación fuera nacional y el dinero se quedara circulando en Guatemala, pero como sabemos, eso es puramente ilusión… es simplemente utopía.
Uno de los artículos de la Ley que, dentro de otros paran el pelo, está en el Capítulo III, Artículo 21. Licencia y determinación del área; La licencia de reconocimiento confiere al titular, la facultad exclusiva de identificar y localizar posibles áreas para exploración, dentro de sus respectivos límites territoriales e ilimitadamente en la profundidad del subsuelo.
El área de licencia la constituirá un polígono cerrado no menor de 500 ni mayor de 3 mil kilómetros cuadrados, delimitado por coordenadas UTM, con sus lados orientados en dirección norte-sur y este-oeste, o bien por límites internacionales o el litoral marítimo. (La negrilla final es mía)
Vea el lector el problema causado por la poderosísima British Petroleum (BP) con el derrame más grande de la historia en el Golfo de México. Ahora imagínese usted lo que ocurriría con Perenco u otra compañía tan pequeña e irresponsable como Perenco, si sacaran petróleo de los mares u otros mantos acuíferos de Guatemala.
Va pues, mi incondicional apoyo a las gestiones de Bauer Paiz en el sentido de derogar la actual Ley de Minería y cambiarla por otra que llene las expectativas y las condiciones de exigir porcentajes dignos y la máxima seguridad para las poblaciones y para el medio ambiente, con sanciones drásticas si éstas no se cumplen.