El presente espacio de Contracultura está destinado a mostrar los valores culturales, pero desde otro punto de vista; no entendiendo a la cultura definida desde los patrones de los grupos hegemónicos, sino desde más abajo, desde la marginalidad.
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Y como primera anotación de esta sección, se podría hacer referencia a la muerte esta semana de uno de los pensadores de la posmodernidad.
El martes de esta semana, el filósofo y sociólogo francés, Jean Baudrillard, es uno de los pensadores más influyentes de los últimos tiempos, más conocidos por sus teorías sobre la hiperrealidad y el simulacro.
El fenómeno de la posmodernidad surge, a grandes rasgos, por el conflicto de la «utopía» de un mundo mejor con ayuda de la ciencia, idea surgida a principios del siglo XX, y la realidad, la cual era destruida por la misma ciencia, los gobiernos y las guerras.
En ese contexto, surgen pensadores como Jean-Franí§ois Lyotard (quien rechaza las metanarrativas, es decir, a las creencias tradicionales que se han venido heredando a la sociedad, sin siquiera cuestionarse sobre su autoridad), Michel Foucault (quien critica al poder, como un juego que los grupos hegemónicos han sabido «ganar» desde que se formó la sociedad moderna) y el mismo Jean Baudrillard.
Este pensador aporta a la filosofía moderna en cuestionar la autenticidad de todo cuanto ocurre. Su duda más famosa fue el ser incrédulo en la Guerra del Golfo Pérsico. í‰l decía que los medios de comunicación fueron los que trasladaron la idea de una supuesta guerra, la cual no se realizó en sí.
Aunque estas afirmaciones son, obviamente, muy radicales, Baudrillard sí tiene razón en enunciar que la mayoría de las imágenes que se observan a través de la publicidad y las noticias, normalmente carecen de un fundamento de realidad.
De hecho, la mayor parte de nuestro conocimiento se forma a través de experiencias realmente no vividas. El desarrollo de la informática nos hace experimentar, por ejemplo, cómo sería maniobrar un avión, o jugar la final del campeonato mundial de fútbol, sin siquiera haber pisado un terreno de juego.
La televisión nos lleva a lugares lejanos, los cuales conocemos sin siquiera haber salido de nuestra ciudad. En fin, el hecho de conocer todo, pero no haber experimentado nada, es básicamente la definición de Baudrillard a su concepto de «hiperrealidad».
De acuerdo con los críticos, la conocida película Matrix estaría basada en el pensamiento de Baudrillard. Este filme expresa que lo que conocemos realmente es una ilusión, limitado por una inteligencia central que, más que someter a las personas por la fuerza, simplemente les cohibe su crecimiento, haciéndoles creer que hay muchas cosas imposibles, cuando, supuestamente en realidad, no lo es.