La semana pasada escribí sobre lo que nuestra amiga enfermera de Sala de Emergencias de un hospital en Estados Unidos nos contó sobre la droga rusa Krokodil. También nos explicó lo que ve en pacientes que han tomado lo que llaman “Sales de baño”. No, no tiene nada que ver con las que se usan para darse un baño en artesa.
Nos contó que pacientes que llegan a emergencia, mostraban haberse mordido ellos mismos, quitándose pedazos de carne y gráficamente nos dio a conocer otros efectos de la droga. Estas “sales de baño” pueden ser inhaladas, tragadas, inyectadas o mezcladas a las bebidas y comidas.
La doctora Nora D. Volkow da una lista de nombres que se usan para pedir las “sales de baño”. Son tantos que no hay espacio en esta columna para mencionarlos todos, pero aquí van algunos: Ivory wave, Purple wave, Blue silk, Cloud nine, Hurricane Charlie. Ella menciona catorce nombres, pero encontré en internet que hay más.
El ingrediente principal de las “sales de baño” es MPDV, un químico que significa “Methylenedioxyprovalerose”, similar a las anfetaminas y a la cocaína. Otros estimulantes que se usan también son Methedrone y Pyrovalerone.
En el “Drug Guide” hablan de los efectos que causan; paranoia que puede resultar en dañarse a sí mismo o a otras personas. La persona bajo sus efectos, puede tener pensamientos suicidas, produce confusión, alucinaciones, psicosis, comportamiento violento, combativo consigo mismo y con otros. Pregunto: ¿Por qué el usuario de “sales de baño” se muerde a sí mismo? Es que uno de los efectos es porque sienten que animales están dentro de ellos, bajo su piel y porque su tolerancia al dolor es muy alta y porque los efectos de las “sales” son más potentes que los de la cocaína.
También nos contó que la “nueva etapa” de la preparación de las “sales de baño” que pueden ser mezcladas como si fuera fertilizante o repelente a insectos, fue hecha por estudiantes de una prestigiosa universidad en Estados Unidos.
Es tal la paranoia que nuestra amiga vio cómo una muchacha abría constantemente la boca y se veía en un espejo porque “sentía” animalitos en su garganta.
Además de nuestra amiga, Melanie Haiken, en internet, cuenta de un caso que sucedió en Miami con un señor de 31 años que atacó a un “homeless” de 65 años. El atacante le quitó la ropa, se le tiró encima y empezó a comerse a mordiscos la cara del hombre. Este es un episodio psicótico con alucinaciones extremas.
¿Quién quisiera correr el riesgo de que le suceda eso consumiendo las “sales de baño”?
Nuevamente los invito a buscar en internet más información al respecto.