Cada 30 de junio se celebra el Día del Ejército. Para los militares y sus familiares es motivo de celebración, pero para un grupo de jóvenes de la organización «Hijos e Hijas por la Justicia contra el Olvido y el Silencio» (H.I.J.O.S), este día es un insulto a la memoria de sus familiares que murieron o desaparecieron durante el conflicto armado interno (1960-1996).
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Viejas heridas que pareciera nunca cerrarán, enfrentamiento entre hermanas y hermanos que una paz aparente no ha logrado finalizar. Cada año el Ejército sale a las calles a desfilar, y de igual manera, H.I.J.O.S realizan la denominada «Marcha Ofensiva a la Memoria», con lo que buscan protestar e intentar detener el desfile militar.
Este año no fue la excepción, los jóvenes lograron infiltrarse y detener la celebración militar momentáneamente, no sin antes encontrarse con la sorpresa de que había familiares de soldados que voluntariamente se habían ofrecido como escudos humanos para proteger la actividad en mención.
Cuando H.I.J.O.S. logró detener el desfile y manchar el uniforme de gala de la Escuela Politécnica, familiares salieron de entre el público y atacaron a los manifestantes. Utilizando puños, patadas y hasta hebillas de los cinchos, los familiares la emprendieron también contra miembros de la prensa nacional e internacional.