Cada día se producen cerca de cinco mil 500 metros cúbicos de basura en la Ciudad de Guatemala que tienen por destino el vertedero de la zona 3, sin embargo existe información no cuantificada de desechos que son arrojados a ríos y barrancos, los cuales ponen en riesgo la salud de la población y acaban con los recursos naturales del área metropolitana.
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El olor es cada vez más desagradable y penetrante cuando se adentran en el pequeño barranco, atraviesan la maleza y esquivan las botellas, latas, llantas y bolsas con basura; los niños de la colonia El Rosario de la zona 18, han aprendido a convivir con la basura desde que su principal centro de recreación, «El Bosquecito» se convirtió en un basurero clandestino.
Hortensia González, vecina del sector, dice que cuando llegó a vivir a la colonia hace 15 años, el área limpia y los niños pasaban largo tiempo jugando en el pequeño barranco, que ahora parece un depósito de basura.
«Ahora mis nietos juegan con las llantas y las cosas que se encuentran ahí», relata González con preocupación.
«Una vez una niña se cortó la manita con un pedazo de metal y tuvieron que llevarla de emergencia al centro de salud», comenta.
Los vecinos del área aseguran que son personas extrañas, procedentes de colonias vecinas, quienes aprovechan el pequeño barranco para arrojar los residuos de sus casas.
«Pasan en picop por la tarde o en la noche, cuando ya está oscuro y tiran varias bolsas con basura» dice Jorge de León, quien vive en El Rosario desde hace seis años.
La situación ha empeorado en los últimos años, dicen los afectados. El olor es insoportable para las personas que pasan por el lugar y en época de lluvia se extiende hacia varias residencias, lo cual ya ha tenido consecuencias en la salubridad de algunas personas.
«Varios tenemos mareos y problemas con el estómago porque el olor es fuerte y llega hasta nuestras casas, hemos tratado de limpiar el lugar pero siempre llega más gente a tirar basura», señala González.
Realidad común
Federico Rosales, activista de la organización ambientalista Tierra Verde, considera que la mayoría de áreas forestales cercanas a centros habitacionales en la ciudad corren el riesgo de ser convertidos en basureros.
«Nos estamos enfrentando a un problema común en el país, donde tiene que ver la falta de conciencia ambientalista en la comunidad, que prefieren dañar el medio ambiente y no pagar una cuota mensual de recolección de basura» puntualiza.
De acuerdo con el ambientalista, la mayor parte de la basura se concentra en zonas verdes, ríos e incluso a las orillas de la cinta asfáltica, y un porcentaje limitado en los basureros municipales.
En la Ciudad de Guatemala transitan 484 camiones recolectores de basura de empresas privadas, autorizados por la comuna capitalina, que cobran tarifas que oscilan entre los Q.25.00 a Q.40.00 en las viviendas, y cuotas superiores para el comercio y la industria.
Adicionalmente la Municipalidad cuenta con 13 camiones de volteo, 33 camiones pequeños y seis picops encargados de la recolección de basura de mercados y algunos puntos establecidos del área pública.
Según Rosales, no es suficiente el servicio que se está prestando para atender a toda la población, por lo que adicionalmente se debe hacer un monitoreo de las zonas sin cobertura para evitar la formación de vertederos clandestinos.
En un comunicado de oficina de prensa de la Municipalidad, se indica que la cobertura se da en toda la ciudad, «tomando en cuenta también el esfuerzo que se realiza para la erradicación de basureros clandestinos, que con la cobertura de limpieza permanente que se ha tenido, se ha logrado disminuir el número considerablemente».
Sin embargo, las organizaciones ambientalistas no consideran positivos los avances que se han realizado para proteger las áreas verdes en la ciudad.
Protección legal
Activistas de Fundaeco consideran que la protección del cinturón verde de la ciudad debe ser protegida con el amparo de las autoridades municipales, lo que conduciría a imponer severas multas para los particulares y empresas que no traten sus desechos y opten por arrojarlos a las zonas protegidas.
«Necesitamos el reconocimiento legal del Cinturón Verde, que incluye más de 20 puntos estratégicos, para asegurar un ambiente sano a las próximas generaciones» señalan personeros de Fundaeco.
Estimaciones de Tierra Verde apuntan que la producción de basura se duplicará en los próximos cinco años, para lo que será necesario crear al menos 6 basureros municipales con la maquinaria necesaria para procesar de manera adecuada los desechos.
Los ambientalistas reconocen varias dificultades para tratar el problema de la basura, la cual debe ser depositada, recolectada y tratada de manera especial para que pueda ser útil tras el reciclaje y se evite la contaminación de los recursos naturales.
«Estamos a tiempo de hacer algo para no perder nuestra riqueza natural, podemos decidir si queremos vivir en una ciudad basurero o en el paraíso natural que una vez fue nuestra metrópoli» concluye Rosales.
Hortensia González,
vecina.
Fundaeco.