El peor de los vicios depravantes que una nación no debe de soportar es la anarquía, y esta ha alcanzado a nuestro país; y mientras no tomemos todos las cosas de la vida actual en serio y con responsabilidad, no se combatirá. Para ello es necesario que gobernantes y gobernados cumplamos con las leyes y el respeto a las autoridades ejecutivas, legislativas, judiciales, municipales, militares y civiles; tanto como cada uno de los habitantes quisiéramos ser respetados.
Por muchos años se ha venido tomando las cosas a juego y broma, con sonrisas o carcajadas, en el dejar hacer y dejar pasar, como si se estuviese viendo la mentira y la burla de las caricaturas animadas con risas enlatadas, no reales; aceptando tantas acciones y promociones deshonestas de diversos orígenes que nos invaden segundo a segundo, faltando a la moralidad y el respeto a la dignidad de las personas, en un constante consumismo de la escasa economía de muchísimos a favor de la de pocos.
Lo que en un principio se tomó como «un juego de maras», y no se les puso atención tomándoselas como «cosas de los tiempos jóvenes»; hoy son problemas de alto impacto; desde el amanecer de cada día, actuando como las hormigas marabuntas que devoran implacablemente vidas de todas las edades y clases sociales, que honradamente salen a calles, avenidas y caminos, a trabajar honestamente para llevar el sustento a sus familias, o en sus propias casas de habitación o negocios…
Se la señala a la delincuencia en todos sus niveles con sus propios nombres y cómo actúa, ya oculta a todo ojo humano, o públicamente a la luz del día; y se le ve hasta como «autoridad», y esto es anarquía. Se observa en los autobuses y como actores a algunos ayudantes y pilotos, cometiendo el delito de exacciones ilegales al cobrar el sobrevalor del pasaje no autorizado, yendo con ellos la propia seguridad ciudadana para guardarles su vida física y el dinero; y viendo enfrente e impávidos la competencia de los sectores de unos contra otros, a «Â¡Quién robe o mate más! Aún señalándose que entre el mismo sector que maneja hay los protagonistas del impuesto anárquico y de asaltos.
Por doce años se ha venido suplantando jocosamente a las autoridades constituidas de gobierno, por un programa televisivo y en concentraciones públicas en traza de autoridades en sus funciones, uniformes, chapa de policía, armas, y hasta en los propios locales oficiales, y no se diga en las vías públicas, y lo privado, haciendo de las personas el hazmerreír con risas enlatadas para encubrir el disgusto que producen a los afectados y personas serias, puesto que de humor sano eso no tiene nada. Y todo esto con el respaldo de la empresa televisiva que los difunde, y la miopía de las autoridades que debieran de cuidar por el respeto y la dignidad de las personas, y no el abuso de ellas, con absoluta falta de seriedad, y ética social; con el dejar hacer y dejar pasar. Ahora hasta la delincuencia misma tiene agentes de autoridad suplantada. ¿No es esto anarquía?
Evidentemente ya no existe o no funciona debidamente la dirección de espectáculos públicos (que incluye la televisión y la radio) como fue antes cuando fue rectora de la moralidad, cultura y la integridad en el trato honrado y honorable a las personas. Por eso los ciudadanos honrados de la calle han sido orillados a tomar la justicia por su mano, ya inmersos también en la anarquía.
Se quiere educarnos comercialmente para bien de los intereses particulares de los anunciantes, y no exactamente por el bien mismo y la superación de los individuos; con fáciles llamadas telefónicas a juegos de azar, incluso con anuncios de abierta pornografía, como si no fuera suficiente la inmoralidad que se permite por Internet y la televisión, Y LA SAT por estas fáciles llamadas, y los premios pagados tan fácilmente y a granel (¿?), más los millonarios en quetzales por los billetes de lotería, cuánto recaudará para el erario nacional? ¿Pertenecen en verdad los interventores en estos eventos al Colegio de Abogados y Notarios y por qué no dicen su número de colegiados, como debiese reclamarlo el mismo Colegio? ¿Será suplantación, delincuencia fiscal o anarquía?
Todos debemos situarnos en la seriedad de la vida, no siendo más masa popular sin individualidad propia, manejadas y sobadas por líderes ya desgastados e irresponsables como los que temerariamente vocingleran por radio y televisión, alterando el orden público y el buen gobierno, con el irrespeto a las mayorías de personas; y amenazando con poner las cosas peores «si no se les obedece», tal y como está sucediendo con el cierre de carreteras y paralización productiva de las poblaciones en sus vías públicas.
¿Qué hacen los gobernadores departamentales y alcaldes? Algunos son decorativos o comparsas de los que alteran el orden (excepto el ALCALDE ARZíš IRIGOYEN), concediéndoles licencias, e indiferentes otros en vez de velar por el buen gobierno y la solidaridad con lo correcto, condicionando los permisos bajo advertencia de perder la vigencia de sus personerías jurídicas que el mismo Gobierno otorga para el desarrollo ciudadano y no la barbarie en el retraso del adelanto civilizado; solicitando la cancelación de tales entes por entorpecer el buen gobierno y dañar el decoro de las mayorías y de la Nación.
¡Basta ya de anarquía!- Que se reconozca el derecho de cada quién con la debida cordura; dando al que honra, honra; y al que delinque el debido castigo, pero también no haciéndole el robo fiscal al Gobierno Central con no pagar los impuestos que le son de indispensable necesidad para funcionar como debe de ser. Que los que explotan el sacrificio del pueblo con sueldos que se les paga descomedidos a la condición general de la economía de la población; y los que explotan el consumismo, no persistan más en la impunidad; y el Gobierno en el dejar hacer y dejar pasar. ¡BASTA YA LA ANARQUíA!
¿Qué espera y desea Guatemala de la justicia?- Que el efecto de la justicia sea paz; la labor de la justicia, reposo y seguridad. Y se habite en moradas de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo, (Isaías 32:17).