Los barriletes gigantes de Sumpango y Santiago ofrecen una fiesta muy especial para el inicio de noviembre en Guatemala.
Estos barriletes, cuya preparación dura al menos tres meses, y su costo puede ascender a varios miles de quetzales, forman parte en sí de una tradición con mucha espiritualidad. En realidad, los pobladores de estos municipios desean elevar sus artefactos al cielo, por la creencia de que así pueden comunicarse con los fieles difuntos. Entre más alto vuelen, más cerca están de los que se adelantaron a nosotros en esta vida terrenal.
Además, están también los barriletes que son meramente decorativos, ya que, por su gran tamaño, sería imposible que volasen. Por su parte, si los barriletes no logran volar, se considera que malos espíritus impidieron la acción.