Inflexible y políticamente incentivado, el presidente Barack Obama exhortó a un Congreso profundamente dividido a apoyar sus planes para utilizar dinero del gobierno a fin de crear empleos y fortalecer a la clase media del país.
Agregó que las ideas de los republicanos para reducir el déficit «eran incluso peores» que los desagradables acuerdos que Washington tuvo que soportar durante su primer mandato.
En su primer informe sobre el Estado de la Nación desde que logró reelegirse, Obama reconoció que la recuperación económica es una tarea pendiente, pero aseguró que se ha logrado un claro progreso e indicó que está preparado para trabajar en ello en sus próximos cuatro años en la presidencia.
«Hemos retirado del camino los escombros de la crisis y podemos decir que renovamos nuestra confianza de que el estado de nuestra nación es fuerte», declaró el presidente en un mensaje de una hora ante el Congreso y una audiencia televisiva de millones de personas.
Sin embargo, en un momento en que el desempleo sigue alto y la confianza del consumidor baja, la economía todavía es un punto débil de Obama y podría frustrar sus planes para buscar una agenda más ambiciosa, que incluya una reforma migratoria, más estrictas leyes de posesión de armas y una legislación sobre el cambio climático.
Obama también anunció el retiro de 34 mil soldados estadounidenses -casi la mitad- que están en Afganistán en el transcurso de un año. Además, lanzó una reprimenda a Corea del Norte, que lanzó una prueba nuclear horas antes de su discurso.
Obama dijo que las «provocaciones del tipo que vimos anoche sólo aislarán más» a Pyongyang.
En economía, prometió generar «buenos empleos para la clase media» sin agravar el déficit fiscal de la Nación y agregó que el país necesita un gobierno más inteligente, no un gobierno más grande.
Imploró al Congreso concentrarse en la forma de atraer más empleos hacia la nación, preparar a los estadounidenses para competir en pos de esos puestos y garantizar que el trabajo duro derive en una mejor calidad de vida.
«Esta es nuestra tarea pendiente, restaurar el pacto básico que construye este país, la idea de que si trabajas fuerte y cumples tus responsabilidades, puedes salir adelante, sin importar de dónde vengas, cómo te veas o a quién ames».
El mandatario agregó que sus propuestas para incrementar el gasto en manufactura, infraestructura y tecnologías de energía limpia rendirán frutos absolutamente.
«Nada de lo que estoy proponiendo debe incrementar nuestro déficit en un solo centavo», dijo Obama. Agregó que el país necesita un gobierno más inteligente, no un gobierno más grande.
Al enfocar su discurso anual en empleos y el déficit, el presidente puso de relieve hasta qué grado la economía todavía amenaza con interrumpir la agenda de su segundo mandato. A pesar de las mejorías desde que asumió el cargo hace cuatro años, la tasa de desempleo es todavía superior a 8% y la confianza del consumidor ha disminuido.
La respuesta del senador por Florida Marco Rubio, la estrella ascendente del Partido Republicano, se enfocó en la clase media y buscó desmarcarse del presidente, al señalar que la fuente de la prosperidad es «nuestra economía de libre emprendimiento» y no el gobierno.
ANÁLISIS
El presidente Barack Obama tuvo el martes por la noche un mensaje simple para los congresistas republicanos: Háganlo a mi manera.
Olvídense de paralizar el gobierno para forzar un recorte a los gastos, dijo Obama al Partido Republicano en su discurso sobre el Estado de la Unión. No piensen en algún incumplimiento de pagos de la deuda y, mientras están en ello, cierren las lagunas de la ley tributaria.
Claramente, no lució un humor de buscar acuerdos.
En su discurso anual ante el Congreso, el presidente duplicó las apuestas de su arremetedor discurso de toma de posesión de su segundo mandato, al promover las ideas de política liberal demócrata, sin ceder ningún espacio a los legisladores republicanos.
Y desde el punto de vista de Obama, ¿por qué debía hacerlo? El presidente acaba de obtener una victoria de reelección convincente y los republicanos están realizando un examen de conciencia sobre el futuro del partido, cada vez más renuentes a oponer resistencia.
El liderazgo del Partido Republicano ya retrocedió al ceder sobre el límite de endeudamiento y el aumento de impuestos. Obama parece determinado a ver qué más puede obtener de ellos.
En un momento en que los republicanos están insistiendo en recorte de gastos, Obama presiona por más gasto público para una escuela preescolar universal, trabajos de construcción en puentes y escuelas y un programa de empleos para la reconstrucción de casas vacías en barrios arruinados.
Obama presionó por un incremento del salario mínimo a nueve dólares por hora, con incrementos futuros vinculados al costo de vida. Continuó presionando por asuntos como el control de armas de fuego, la reforma de inmigración, el cambio climático y la igualdad de derechos para los homosexuales.
Estos fueron asuntos a los que no dio prioridad en su primer período en el cargo mientras lidiaba con dos guerras, una recesión y una campaña de reelección en la cual necesitaba llegar a la clase media del país.
Sin embargo, tras su triunfo electoral aplastante más reciente, y con el alivio de no tener por delante otra campaña, tiene por delante un momento de grandes oportunidades, inusual y efímero, de presionar por una agenda de segundo mandato que podría forjar su legado.
El riesgo es que alejará a los republicanos y acelerará una paralización. Sin embargo, Obama advirtió que a los votantes no les gustará ver un estancamiento.
«El pueblo estadounidense no espera que el gobierno resuelva cada problema», argumentó.
«Ellos no esperan que quienes estamos en este recinto estemos de acuerdo en cada asunto. Sin embargo, sí esperan de nosotros que antepongamos los intereses de la nación a los de partido. Ellos ciertamente esperan de nosotros que forjemos acuerdo razonable donde podamos. Porque saben que Estados Unidos avanza sólo cuando lo hacemos juntos y que la responsabilidad de mejorar esta unión sigue siendo la tarea de todos nosotros», afirmó.
Obama ridiculizó los llamados de los republicanos a recortar el gasto en rubros como educación, capacitación laboral y beneficios de Medicare y Seguro Social para reducir el déficit. «La reducción del déficit por sí sola no es un plan económico», dijo Obama.