Banderas para sobrevivir


La bandera de Guatemala es el sí­mbolo patrio que se distingue por sus colores: azul cielo cielo y blanco, y durante este mes es muy caracterí­stico que los guatemaltecos lleven para celebrar en esta ocasión el 188 aniversario de la Independencia, aunque la mayorí­a desconoce a las personas que venden este emblema en los semáforos, hoy conoceremos a unas hermanas que viajaron más de 200 kilómetros para ganarse el sustento diario.

Eddy Coronado
lahora@lahora.com.gt

Banderas de diferentes tamaños y distintas tonalidades de azul se pueden observar en los semáforos de la ciudad, donde los precios pueden variar desde Q5.00 hasta Q30, sin embargo, pocos están interesados en quién es la persona que las vende.

Carmelina Guarchaj López, de 19 años, trabaja en un semáforo de la 7ª. avenida de la zona 1, donde junto con su prima Lufina Guarchaj y Guarchaj y la hermana Juana Magdalena Guarchaj y Guarchaj, dos niñas menores de edad que se ganan la vida ofreciendo banderas.

Las tres esperan que los vehí­culos se detengan para poder ofrecer a los conductores su artí­culo, mientras que sus padres junto a sus otros dos hermanos, también menores, esperan en otro semáforo para obtener un poco más de ganancias.

Aunque para algunos «capitalinos» podrá resultar el mes de septiembre como un mes patrio y lleno de actividades culturales, para estas pequeñas es un mes en el cual su negocio es lo principal para sostener a la familia.

Junto con sus padres viajaron desde la aldea Tzucubal, en Sololá a 260 kilómetros de la capital, donde viven normalmente, pero desde el 1 de septiembre alquilan un cuarto en el Centro Histórico de la ciudad capital para residir temporalmente hasta el 14 de septiembre.

Las ventas no están del todo bien, pero esperan que en la siguiente semana se incrementen, porque en la primer quincena de septiembre tienen que reunir los recursos necesarios para solventar sus gastos de regreso a la aldea y poder guardar el resto para el sustento de todos lo miembros de la familia en los próximos meses.

Con ánimo y buen gusto, las menores pasean por las calles de la ciudad en busca de compradores que gusten llevar consigo una bonita bandera, caminando y bajo el sol pasan desde la mañana hasta que la luz del dí­a termina, para así­ poder ofrecer a la mayor cantidad de personas.

Las hermanas Guarchaj estudian en la escuela rural mixta de la aldea La Ceiba, donde, según ellas mismas contaron, cursan 4to. y 6to. grados, y suspendieron temporalmente sus estudios por el viaje.

«En la escuela aprendemos en varios idiomas» comentan, por lo que pueden hablar español, quiché y alguna palabra en inglés incluso, también por no poder entenderles cuando hablaban en su lengua materna decidieron enseñar algunas palabras: Rixim Al»ew (Guatemala) y Jeshu ayamashi (Jesús es el Mesí­as).

En la aldea donde viven pueden mantenerse al dí­a, pero la situación económica les acrecentó la necesidad de buscar otras opciones para sobrevivir, su padre es evangélico, en algunas ocasiones se dedica a predicar en las iglesias y según comentó la mayor de ellas también trabaja como guardián.

En la familia son seis miembros y tienen que sobrevivir ayudando en el negocio, mientras ellas siguen con el anhelo de regresar para continuar con sus estudios; por último para continuar con las ventas, se despidieron «Koj»ena» (Adiós).

SEMBLANZA


Nombres: Carmelina Guarchaj López, Lufina Guarchaj y Guarchaj y Juana Magdalena Guarchaj y Guarchaj.

Edades: 19, 14 y 12.

Actividad actualmente: vendedoras de banderas

Profesión: estudiantes

Originarias: Tzucubal, Sololá

Para nosotros en Diario La Hora, es importante valorar el esfuerzo y trabajo que cada guatemalteco hace dí­a a dí­a, para superarse, apoyar a su familia y contribuir con el paí­s. Por este medio, reconocemos su labor, la agradecemos y, sobre todo, la valoramos, pues estamos convencidos de que la suma de todos los chapines que deseamos una mejor Guatemala, nos podrá llevar al cambio y desarrollo que tanto deseamos.