Un mes después de haber subido sus tasas de interés en un cuarto de punto, el BCE mantendrá intactas el jueves las condiciones de crédito en la zona euro, estimaron unánimemente los economistas, que apuestan sin embargo por un nuevo aumento a partir de septiembre.
Los 31 economistas interrogados por la AFP y la agencia Thomson Financial News apuestan por un statu quo el jueves, cuando se reunirá el consejo de gobernadores del Banco Central Europeo en Fráncfort.
El principal índice director, que determina el coste del crédito para las empresas y particulares de la zona euro, se eleva actualmente al 4%.
Los guardianes de la moneda única elevaron las tasas en un cuarto de punto a principios de junio para luchar contra los riesgos de inflación vinculados al relanzamiento económico de la eurozona y a una eventual escalada de los precios del petróleo.
El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, indicó entonces que la política monetaria de la institución era «más bien complaciente», es decir, que las condiciones para el crédito son suficientemente bajas para garantizar el crecimiento y suficientemente altas para hacer frente a los riesgos inflacionistas.
Trichet subrayó asimismo la voluntad del BCE de «actuar a tiempo y con firmeza para asegurar la estabilidad de los precios a medio plazo».
«Es evidente que el ciclo de ajustes todavía no ha finalizado», explica Peter Vanden Houte, economista de ING. Entre diciembre de 2005 y junio de 2007, el principal índice director del BCE pasó del 2% al 4% con ocho alzas de un cuarto de punto cada una.
Si bien las tasas de interés se mantendrán el jueves, la próxima subida tendrá lugar en septiembre, según 25 de los 31 analistas consultados.
Utilizando su código verbal habitual, Trichet dejará entrever el jueves esa próxima maniobra. Si hace un mes aseguraba «vigilar de cerca» los riesgos de subida de los precios, el jueves podría recurrir a la fórmula «vigilar de muy cerca», según Alexander Kruger, economista del WestLB.
La inflación de la zona euro es por el momento estable. En junio, permaneció en el 1,9% anual por cuarto mes consecutivo, ciñéndose así al objetivo a medio plazo de un nivel «por debajo aunque próximo al 2%», que defiende el BCE.
Sin embargo, son los riesgos venideros que inquietan a la institución, como las esperadas alzas salariales superiores a la productividad y su eventual efecto sobre los precios.
Además, las estadísticas publicadas recientemente apuntan en dirección a tensiones inflacionistas: La masa monetaria M3, indicador que anticipa la subida de los precios, aumentó mucho más de lo previsto en mayo, lo que se suma al hecho de que los créditos en el sector privado continúan creciendo demasiado rápido a ojos del BCE.
Paralelamente, la robustez de la economía se mantiene, como lo demuestra el alza más fuerte de lo previsto de los indicadores de directores de compra del sector manufacturero (PMI), gracias sobre todo a Alemania, primera economía de la eurozona, que registra una fuerte aceleración de su producción.
Aunque son mayoría, cada vez son menos quienes estiman que el alza de septiembre de las tasas de interés será la última, ya que muchos expertos empiezan a prever un nuevo gesto en diciembre, que dejaría el índice director en el 4,5%.