Banco del Sur, para finales de 2007


Unión. El presidente de Ecuador, Rafael Correa y la primera dama de Argentina, Cristina Fernandez..

Equipos técnicos de seis paí­ses de América Latina analizaron ayer en una reunión en Buenos Aires los lineamientos legales para la creación de Banco del Sur, que estará operando a fines de 2007 según el cronograma establecido, dijo una fuente ministerial.


De las reuniones, que se extenderán hasta el martes, participan representantes de Argentina, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Brasil, según una fuente de la oficina de prensa del Ministerio de Economí­a.

El portavoz explicó que el gobierno ecuatoriano del presidente Rafael Correa ratificó dí­as atrás su intención de ingresar al proyecto, en el marco de la visita a Quito de la ministra de Economí­a, Felisa Miceli, quien integró la delegación encabezada por la senadora y primera dama Cristina Fernández de Kirchner.

En la reunión de Buenos Aires, Quito está representado por la subsecretaria de Crédito Público del Ministerio de Economí­a, Paula Salazar, se indicó.

«La idea de esta primera reunión es tener un bosquejo cerrado para el miércoles, para entregárselos a los ministros antes de la reunión del próximo viernes 30 que se realizará en Caracas», dijo la fuente.

Agregó que el objetivo es «llegar a la segunda quincena de abril con un proyecto de Convenio Constitutivo del Banco consensuado y ya terminado».

De cumplirse estas etapas, se estima que la institución empezará a operar a fines de 2007.

Los funcionarios crearon dos comisiones de trabajo que deberán empezar a definir conformación del Directorio, órganos de administración, funciones, asambleas, facultades, organismos y financiación interna, entre otros puntos.

El Banco del Sur es una idea promovida por Venezuela, que busca crear una institución financiera que sirva a las naciones latinoamericanas y a los miembros de la Organización de Paí­ses Exportadores de Petróleo (OPEP) a enfrentar «turbulencias financieras».

La idea es que la institución también permita impulsar planes de desarrollo e infraestructura sin necesidad de acudir organismos multilaterales de crédito, sino utilizando los aportes que hagan los paí­ses miembros, provenientes de sus reservas internacionales.