Banca para el desarrollo económico


«…mientras que en el contexto internacional, los bancos más grandes del mundo siguen reportando pérdidas por varios miles de millones de dólares. Los bancos nacionales reportan ganancias millonarias.

Luis Arevalo
usacconsultapopular@gmail.com

Lo que por mucho tiempo fue un punto muy en contra de los bancos del sistema nacional, hoy paradójicamente se ha vuelto una de sus fortalezas, según varios analistas; pues, mientras que en el contexto internacional, los bancos más grandes del mundo siguen reportando pérdidas por varios miles de millones de dólares en sus balances, situación que hace derrumbar la bolsa y exacerbar los temores de una gran contracción económica y que el Estado en esos paí­ses tenga que convertirse en gran accionista, los bancos nacionales reportan ganancias millonarias.

El hecho de que la banca nacional haya sido reticente a la globalización de sus operaciones en el pasado, la ha convertido, supuestamente, en un sector casi inmune a la crisis actual, situación que la ha fortalecido, como a varios sistemas bancarios de algunos paí­ses de la región, incluso hasta el punto de haberla consolidado.

Es decir, que en este momento carece de importancia que en el pasado la banca nacional priorizara el financiamiento del consumo y no la inversión para actividades productivas; que la banca eligiera otorgar crédito, por ejemplo, para que las familias urbanas adquirieran vehí­culos de modelos recientes y artí­culos que el paí­s no produce en lugar de financiar la producción de algunos productos agrí­colas; o que tuviera un cliente seguro, de primera lí­nea, en el gobierno y sus dependencias, y por ende los recursos que fueron a financiar la deuda pública interna no se destinaran a las micro y pequeñas empresas, que absorben una considerable cantidad de fuerza de trabajo.

Al parecer ese pecado capital, por cierto, muy grave para el desarrollo económico, ya ha sido perdonado y lo que queda es agradecer porque el sistema bancario está aislado del peligro internacional.

La oportunidad que ahora se presenta y que es real, es que la banca nacional se convierta, gradualmente, en una banca para el desarrollo económico; pues además del excedente de encaje que ha mantenido en los últimos meses, ha reportando ganancias exuberantes en momentos en que muchos pierden, y es el tiempo de que la polí­tica que orienta el crédito pueda entrar a demandar ciertos requisitos para financiar directamente las actividades productivas en las que el paí­s tiene ventaja comparativa.

Nos encontramos ante una disyuntiva en la que las autoridades monetarias pueden y deben elegir entre tener una banca absorta al desarrollo con clientes perpetuos (Estado y sus dependencias) o una banca que propicie el crecimiento económico sostenido en largo plazo, para que se traduzca en desarrollo económico para una amplí­a mayorí­a de esta nación.