Recientemente el candidato presidencial Manuel Baldizón anunció, durante un jubiloso espectáculo publicitario, que su partido, Libertad Democrática Renovada, se había aliado con trece partidos. La alianza se denominó “Gran Cruzada Nacionalâ€. Recordé que él, en mensajes publicitarios, ha predicado que, en nuestro país, es necesario un “cambioâ€; pero ha advertido que ese cambio no puede ser obra de “los mismosâ€. Colígese que, según él, tiene que ser obra de “los diferentesâ€.
Podía esperarse, entonces, que la anunciada alianza partidaria fuera una demostración preliminar de la intención de promover aquel “cambio†únicamente con “los diferentesâ€. Es decir, podía esperarse que quienes representaban a cada uno de los trece partidos políticos aliados, no pertenecieran a la clase de “los mismosâ€. Empero, la mayoría de políticos que representaban a los partidos aliados pertenecían precisamente a esa clase. Y algunos eran tan genuinamente “los mismosâ€, que podían reclamar una “mismidad†que fuera ya objeto de un prolijo capítulo de la historiagrafía nacional.
Opino que son “los mismosâ€, por ejemplo, Mario Estrada, de Unión del Cambio Nacional, Secretario de Desarrollo Social durante del gobierno de Alfonso Portillo; Rigoberta Menchú, del partido Winaq, embajadora “de buena voluntad†durante el gobierno de í“scar Berger; Manuel Conde, del partido Unión Democrática, Presidente de la Comisión de Paz durante el gobierno de Jorge Serrano Elías; Pablo Monsanto, o Jorge Soto, fundador y miembro dirigente de la coalición guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, y fundador del partido Alianza Nueva Nación; Jaime Martínez Lohayza, Secretario General de Gran Alianza Nacional, dos veces diputado, y diputado reelecto en la pasada elección del 11 de septiembre; Jairo Flores, Director del Fondo Nacional para la Paz durante la actual administración gubernamental, y electo Secretario General del partido oficial, Unidad Nacional de la Esperanza, en enero del presente año; y Luis Fernando Pérez, diputado y Secretario General del Frente Republicano Guatemalteco. En el espectáculo publicitario durante el cual fue anunciada la Gran Cruzada Nacional, se exhibieron otros personajes políticos que pertenecen a la clase de “los mismosâ€. Aludo, por ejemplo, al diputado Baudilio Hichos, de Unión del Cambio Nacional; y a Mario Rivera, del Frente Republicano Guatemalteco. Por supuesto, la señora Raquel Blandón, candidata vicepresidencial que acompaña al candidato presidencial Manuel Baldizón, también pertenece a la clase de “los mismosâ€.
No es mi propósito dictaminar, abusivamente, que quienes pertenecen a la clase de “los mismos†necesariamente son “malosâ€, o que quienes pertenecen a la clase de “los diferentes†necesariamente son “buenosâ€. Sólo afirmo que el partido del candidato Baldizón se ha aliado con partidos políticos cuya dirigencia pertenece a la clase de “los mismosâ€. Conjeturo que se alió con ellos porque desistió de promover un “cambio†con “los diferentesâ€, o porque, con el fin de multiplicar las alianzas partidarias, no le importó acudir a “los mismosâ€, o porque repentinamente descubrió una milagrosa identidad entre “los mismos†y “los diferentesâ€.
Post scriptum. En el actual proceso electoral, ¿hay políticos que puedan reclamar pertenencia a la clase de “los diferentesâ€? Creo que los hay. Uno de ellos es el excandidato a la alcaldía de la ciudad capital, Alejandro Sinibaldi, cuya potencialidad política puede aprovechar el candidato presidencial Otto Pérez Molina.