Julio Donis
Sociólogo.
Se acerca el día tan esperado por muchos, o por lo menos para los partidos políticos, el 9 de septiembre; a diferencia de las elecciones 2003, esta vez el evento electoral tendrá proporciones mayores por cuanto que, derivado de las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, el voto se podrá ejercer en cerca de mil lugares poblados, para un panorama general de aproximadamente 14 mil mesas de votación , a las que podrán asistir los ciudadanos que componen el padrón general que tiene alrededor de 5.9 millones de personas, habilitadas para tal efecto, según datos del Tribunal Supremo Electoral.
En este marco, la contienda electoral tiene tres meses de su convocatoria oficial, aunque algunos meses más si se considera a las organizaciones que no se aguantaron y salieron antes del banderazo inicial. El siguiente es un repaso valorativo de los principales aspectos que demuestran el comportamiento y el temple de los partidos políticos, al fragor de la campaña electoral.
La violencia durante la campaña
Este aspecto es de saldo negativo puesto que a la fecha se reporta desde instancias como el Mirador Electoral, un balance de 57 actos violentos de los cuales 38 son víctimas fatales; la campaña de 2003 reportó 29 asesinatos.
Sobre esto es importante decir que Guatemala es un país con altos índices de conflictividad por diversas razones, muchas de ellas estructurales, de tal cuenta que las disputas locales por puestos, resistencia de candidatos por la reelección, disputas de tierras llevado a lo electoral, disputas de cúpulas como en la Unidad Nacional de la Esperanza y el Partido de Avanzada Nacional, entre otras, es producto de la exacerbación producida por la campaña, lo que trae actos violentos y criminales durante la misma, pero no son de causa directa por lo electoral. Para más certeza, le tocaría al Estado seguir las investigaciones en detalle de dichos actos, pero eso es mucho pedir por ahora?
Hay que reconocer que pese al ambiente caldeado de la última semana, el comportamiento de los partidos todavía no es de ataque directo institucional, sino permanece en la esfera de las personas.
Planes de gobierno
La propuesta del plan de gobierno representaría para un partido político la concreción de un proceso de retroalimentación con sus bases, cuadros técnicos, en el nivel local y nacional, de su propuesta política convertida en políticas públicas y basadas en la ideología partidaria. En lo que va de la campaña, siete agrupaciones (UNE, ANN, UD, UCN, URNG, Unionista y Patriota) presentaron una herramienta de este tipo. A diferencia de la elección de 2003, en esta ocasión se percibe mayor empeño de los partidos de elaborar el plan de gobierno y algunos han incorporado compromisos de orden nacional como los Acuerdos de Paz y la Agenda Nacional Compartida. Visto desde el ciudadano común, es difícil diferenciar entre un plan de un ofrecimiento de campaña, puesto que el debate electoral aún es en una dirección, desde el candidato hacia el votante.
Transparencia sobre la fiscalización del financiamiento.
Como consecuencia de las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, esta elección le representa a los partidos el reto de cumplir con el reglamento de la fiscalización del financiamiento de la campaña.
Con datos de Acción Ciudadana en análisis recientemente presentado, 10 de 16 partidos incluidos en dicho análisis, presentaron malos indicadores con un cumplimiento deficiente. Entre los peor evaluados están Alianza Nueva Nación, ANN; Unión Democrática, UD; DIA, Democracia Cristiana, DC; y Unión del Cambio Nacionalista, UCN.
Las mayores repruebas están en la rendición de cuentas, que implica informes contables especiales por partida bancaria específica. Hay que decir que esta reforma trae, encima de la elección, un mejor comportamiento en la transparencia, pero implicaría un proceso de cambio cultural que no compete solo a los partidos, lo que debería complementarse con un régimen sancionatorio más categórico y efectivo.
La calidad del debate electoral
En comparación con la elección de hace cuatro años, parece haber una mayor preocupación en los candidatos por presentar un debate segmentado, tanto en determinados temas como seguridad, educación, economía y empleo, entre otros; así como dirigido a jóvenes y mujeres por lo menos. El contenido del debate no se comunica, por lo menos en las campañas nacionales, en alguno de los idiomas indígenas y tampoco hay propuestas claras de un debate más inclusivo sobre la realidad multicultural. Siguen habiendo muchos foros de candidatos, sobre todos los temas que usted se imagine, y hay una expectativa sobre dimensionada de lo que el candidato dirá en esas palestras, pero por una lado la metodología no promueve el debate real, y por el otro el candidato tiende a comportarse políticamente correcto. El avance en esta ocasión es que las entidades que promueven foros, no aspiran a que lleguen los 14 binomios que compiten oficialmente, la invitación a dichos espacios ha dependido de la percepción de que el candidato tiene algo que decir sobre el tema o se refiere al mismo en su plan de gobierno; o generalmente se convoca sólo a los que encabezan las encuestas.
Finalmente diría que hay un intento de los partidos políticos por promover las figuras de sus candidatos a diputados en un afán de que sean reconocidos a la hora de una votación más diferenciada. Y también hay un afán, en este caso de los medios, por trasladar a la ciudadanía más elementos del entorno cercano del candidato, como perfil de la esposa o esposo, actividades, familia, etc.
El gasto de la campaña
En esta materia, hay que decir que el tope de gasto en campaña establecido por el TSE es de aproximadamente Q42 millones por partido, sin embargo, por lo menos los partidos Patriota, UNE, Gana Y PAN, que empezaron su campaña antes de la convocatoria oficial, registran un monto de 126 millones de quetzales en dicha etapa. En el caso de UNE, con datos del Mirador Electoral, específicamente de monitoreo presentado por Acción Ciudadana, su gasto a la fecha -en medios masivos- es de Q47 millones. El caso del Patriota su gasto en medios masivos es de Q60 millones.
Obviamente, en ninguno de estos casos, la deuda política alcanzará para cubrir estos montos. El tema no es gastar mucho o poco, sino es el rédito que obtiene un ciudadano común, en calidad de democracia, como producto de una oferta electoral de este tipo.
En general los partidos políticos desarrollan una campaña electoral con muchos candidatos, ambiente que tiende a calentarse conforme se acerca el 9 de septiembre, de por medio está la angustia de la complejidad de un diseño electoral descentralizado, con el riesgo inherente.
Dos palabras finales, el artículo 10 del Código de í‰tica Multipartidaria Permanente que suscribieron los partidos políticos, con el título Desarrollo de Procesos Electorales, reza: «Los partidos políticos, asumimos el proceso del evento electoral, como un momento de la vida partidaria, de gran oportunidad para mantener la altura y madurez política «?