Julio Donis
Finalmente acabará una larga y cansona campaña electoral si tomamos en cuenta que para algunos la arenga empezó, incluso, desde finales del año pasado. En términos formales se cumplirán los cuatro meses que manda la Ley Electoral y de Partidos Políticos, sin embargo, por lo que apuntaba antes y por factores como un extremo bombardeo mediático, tengo la sensación de que hemos pasado mucho tiempo en esta algarabía partidaria y que al fin se acabará en menos de una semana. Muchas cosas terminarán este mes.
Colom, no debe caer en provocaciones
Si se hace un balance del proceso electoral diría que desde la perspectiva horse race, hay un elemento que altera las posiciones de la etapa final de la carrera y Otto Pérez Molina parece, por lo menos eso denotan las encuestas, alcanzará a ílvaro Colom. Si es como dicen que caballo que alcanza gana, ílvaro Colom necesita casi agónicamente que la campaña se acabe. No le conviene a Colom caer en provocaciones, sino mantener y fortalecer el contenido de sus mensajes, remontando la estrategia de apostar por la marca Colom. Pérez, por el contrario, mantiene la posición cómoda de segundo muy cercano y si la campaña durara un mes más, eso no le sería incómodo. Lo dicho en este párrafo no es nuevo y ha sido comentado por muchos, sin embargo, me parece que lo debido es empezar a imaginarse escenarios de gobernabilidad con Pérez y con Colom, que con seguridad serán distintos.
Los retos de esta campaña han sido comentados exhaustivamente y algunos hechos parecen empezar a demostrar que las premoniciones, digo preocupaciones, se están cumpliendo. La llegada del huracán Félix es una de las mayores y mientras escribo esta nota llueve a cántaros y pienso que se están dando las condiciones de temperatura y humedad para que enfrentemos un 9 de septiembre muy húmedo. Como mínimo a estas alturas gran parte del territorio está suficientemente cargado de humedad como para presentar riesgos de deslaves e inundaciones. De más está decir que un día de plena lluvia puede desalentar la participación electoral.
Usted decide
Por otro lado, así como le llegó el día final a los candidatos, también le llegará a usted como ciudadano cuando se encuentre en la urna electoral frente a muchos colores, caras y siglas. En el mejor de los casos, espero que usted se haya informado y tenga suficientes elementos y motivación para ir a votar y para aprovechar bien su decisión; por ejemplo no votar por el mismo partido para todos los puestos de elección o el llamado voto cruzado. Espero que razone quién es el que puede conducir mejor el Estado; el que mejor pueda legislar, el que pudiera emprender un plan urbano de la capital sin que se abran hoyos gigantes, en fin, el que mejor pueda manejar el dilema del poder a la vez que liderar un país. Espero que consigne equidad sobre mujeres y hombres candidatos sin embargar su identidad ideológica, espero que usted comprenda que este país es multicultural y como tal eso debería reflejarse en las candidaturas.
Por otro lado, en el peor de los casos, como me dijo un taxista en respuesta a mi pregunta si iría a votar: «Eso es perder el tiempo, quede el que quede, la cosa seguirá igual para Guatemala y para mí». Es realmente apabullante encontrar que este tipo de filosofía popular está muy extendida y que no está tan alejada de la realidad.
Sin lealtades y arraigo político
Intuyo que en general, el domingo próximo miles de guatemaltecos irán a votar por un nuevo candidato, el siguiente, uno de otro color, como tratando de probar suerte otra vez. Los guatemaltecos no son de lealtades ni arraigos políticos. Si hay partidos que se atreven a lanzar candidatos, aunque sea sobre la posibilidad de obtener una inyección de recursos (así lo analiza Mario Lujan en el reciente Diálogo), los ciudadanos harán lo suyo cual reflejo de esa pasmosa debilidad institucional de aquéllos, en un acto casi inercial que los llevará a votar contra la continuidad, votar en contra, votar por el color o la canción más llamativa de esta campaña, o votar efectivamente por el candidato que le llama la atención, porque sienten una delicada y sutil identificación en símbolos que refuerzan ese estatus interno (algo que generalmente le pasa a la clase media). Creo que una opción más digna en este escenario es votar nulo, pero eso ya es mucho decir.
Palabras finales. No olvide que estamos en un sistema democrático. Votar y, además, hacerlo masivamente constituye un elemento clave en la constitución del régimen democrático. La participación ciudadana legitima y consolida el sistema político con el voto. Eso, en la práctica, resulta lejano y difuso, no sólo para el que conduce un taxi día tras día, sino para usted y para mi; no lo olvide, el próximo domingo, aunque llueva en el cielo o dentro suyo?
«Así como les llegó el día final a los candidatos, también le llegará a usted como ciudadano cuando se encuentre en la urna electoral frente a muchos colores, caras y siglas»