Bakiyev acusa a opositores de tener manos ensangrentadas


Un cartel del derrocado pero desafiante presidente de Kirguistán, Kurmanbek Bakiyev, se muestra en Jalal-Abad. FOTO AFP / VIKTOR Drachev

El presidente depuesto de Kirguistán, Kurmanbek Bakiyev, dice que no tiene intención de dimitir y acusa a los nuevos gobernantes autoproclamados en este paí­s estratégico de Asia central de haber causado muchas muertes durante la revuelta popular de esta semana.


En una entrevista exclusiva con AFP en la ciudad kirguisa de Jalal-Abad (sur), donde tiene su feudo, Bakiyev, de 60 años, negó haber dado orden a las fuerzas de seguridad de abrir fuego contra los manifestantes en la capital, Biskek.

También descartó que Rusia o Estados Unidos, ambos con bases militares en esta ex república soviética, hayan desempeñado un papel en los recientes disturbios.

«Yo no soy el que tiene sangre en las manos», dijo Bakiyev, con semblante cansado pero relajado durante el tiempo que duró la conversación.

Es la primera confirmación independiente del paradero de Bakiyev, quien se vio obligado a huir de Biskek el miércoles a raí­z de los enfrentamientos entre la policí­a y los manifestantes, que saquearon edificios gubernamentales. Al menos 75 personas murieron en estas escaramuzas y otras 1.520 resultaron heridas, según un balance oficial.

«Esas personas que organizaron hombres armados para asaltar la Casa Blanca tienen sangre en las manos. Es la oposición la que tiene las manos manchadas de sangre», soltó Bakiyev, vestido con un traje diplomático azul.

Bakiyev insistió en que él no dio nunca la orden a las fuerzas de seguridad de abrir fuego contra los manifestantes, pero aseguró que la legislación kirguisa permite el uso de la fuerza en caso de ataque al recinto presidencial.

«Yo no di la orden a disparar» en Biskek el miércoles, afirmó.

Los adversarios de Bakiyev, dirigidos por la ex ministra de Relaciones Exteriores Rosa Otunbayeva, actual jefa de un gobierno provisional instaurado por la oposición, le exigieron en reiteradas ocasiones que dimita formalmente del cargo.

Pero él repitió otras tantas veces que no tiene la intención de hacerlo.

«Yo no tengo planeado dejar el paí­s y no dimito de la presidencia», volvió a decir este viernes.

El bastión del presidente depuesto se concentra en el sur del paí­s, alrededor de Jalal-Abad y en las inmediaciones de la ciudad de Osh, pero un periodista de AFP que estuvo en ambas ciudades ha constatado que su apoyo se viene abajo a pasos agigantados.

Por el contrario Rosa Otunbayeva repitió el viernes que «en el Sur los partidarios de Bakiyev intentan hacer que vuelva al poder».

Bakiyev aceptarí­a negociar con los nuevos lí­deres. «Estarí­a dispuesto a sentarme a la mesa de negociaciones con la oposición», declaró.

Reconoció asimismo que el paí­s tiene una composición étnica inestable formada por kirguisos, uzbekos y tayikos, pero durante la conversación quitó importancia a la posibilidad de una guerra civil.

«No cuento con una guerra. Mi objetivo principal es prevenir el conflicto y la guerra civil», recalcó.

Mientras Bakiyev concedí­a la entrevista, unas 200 personas permanecí­an concentradas frente a la principal oficinal gubernamental de Jalal-Abad.

Dicen que el gobernador, afí­n a Bakiyev, huyó durante la noche y están preocupados por la creciente tensión étnica en la zona.

Bakiyev descarta que las fuerzas extranjeras hayan fomentado los disturbios, y citó concretamente a Rusia y Estados Unidos.

«No creo que Rusia o Estados Unidos estuviesen implicados en estos hechos», afirmó Bakiyev, quien no quiso especificar en qué basaba esta afirmación.

MAí‘ANA Manifestación


Una manifestación popular con partidarios del gobierno derrocado, pero también con seguidores del nuevo poder, está prevista mañana en Djalal Abad (sur), feudo del presidente derrocado Kurmanbek Bakiyev, dijo hoy la jefe del ejecutivo interino, Rosa Otunbayeva, lo que hace presagiar posibles tensiones.

«Mañana (sábado), un kurultai (asamblea popular tradicional) está previsto en Djalal Abad, nuestra gente trabaja en ello, vamos a escuchar el discurso de los partidarios de Bakiyev y entonces decidiremos qué hacer», declaró Otunbayeva a la prensa.

«Bakiyev hace todo para volver y retomar el poder», acusó una vez más Otunbayeva, que sospecha que el presidente depuesto arma a sus partidarios en el sur del paí­s.

El comportamiento de las poblaciones del sur de Kirguistán, y especialmente la región de Djalal Abad donde Bakiyev se refugió tras los sangrientos enfrentamientos del miércoles, es la principal amenaza que pesa sobre la estabilidad del paí­s tras el cambio de régimen.

Ambos campos advierten contra una guerra civil entre el sur, patria de Bakiyev, y el norte, donde se produjo la sublevación. Las dos regiones siempre han mantenido difí­ciles relaciones.

GOBIERNO Exigen renuncia


La primer ministro interina de Kirguistán, Rosa Otunbaieva, exhortó hoy al presidente depuesto Kurmanbek Bakiyev a que abandone el paí­s en una reunión con el representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

«Kurmanbek Bakiyev sigue teniendo la posibilidad de irse del paí­s», dijo Otunbaieva.

«Le garantizamos la seguridad personal si renuncia», agregó la primer ministro interina.

Bakiyev, que se encuentra en Djalal Abad, su feudo en el sur de Kirguistán, dijo en una entrevista a la AFP que no pensaba renunciar y que estaba dispuesto a negociar con la oposición para evitar una guerra civil.