La tan espectacular como inesperada baja de las tasas de interés decidida de urgencia ayer por la Reserva Federal (Fed) estadounidense fue acogida por los economistas como un soplo de aire fresco, pero muchos temen que no baste para conjurar el peligro de recesión.
La Fed tomó a los mercados por sorpresa al anunciar una reducción de 0,75 puntos porcentuales de su tasa rectora, que quedó en 3,50%.
La idea era someter a los mercados a una especie de electrochoque, pero la Fed tuvo cuidado de precisar que intervenía para contrarrestar las amenazas que se ciernen sobre el crecimiento, a fin de no ser acusada de correr para salvar a los inversionistas imprudentes.
De hecho, «los mercados financieros y la Fed reaccionaron al unísono ante el el aumento del peligro de una recesión en Estados Unidos, y al riesgo que eso trae para el país y para el mundo», observó Nigel Gault, de la consultora Global Insight.
Pero para contrarrestar este peligro, la decisión de ayer puede no ser suficiente. Los analistas temen la complejidad de la recesión que se anuncia, pues esta vez la causa de la crisis no es una baja de la producción de las empresas, un alza de las tasas, ni un exceso de inversiones (como en la burbuja de internet).
«Lo que está llevando la economía mundial a la recesión es el deterioro rápido del sistema financiero mundial. Lo que se inició como un problema limitado a los créditos «subprime» en Estados Unidos se está convirtiendo rápidamente en un ajuste mundial del crédito», hace notar el economista independiente Bernard Baumohl.
«Por ahora no parece que eso vaya a detenerse», añadió.
«Eso ha fortalecido las expectativas de una nueva baja de las tasas de la Fed la semana próxima, en su reunión del 29 y 30 de enero», estimó Stephen Gallagher, analista de la Société Générale.
El propio banco central norteamericano dio a entender que estaba listo a intervenir cuando fuera necesario.
Muchos economistas esperan ahora que la tasa rectora de la Fed caiga a 2,5%.
Los analistas subrayan asimismo que otras entidades financieras deberán sin duda ajustar su paso al de la Fed. «El Banco Central Europeo (BCE) y otros grandes bancos centrales van a tener que bajar sus tasas también, y muy pronto», dijo Baumohl.
La presión es cada vez mayor sobre el BCE, cuya tasa rectora, en 4%, es ahora muy superior a la de la Fed.
¿Pero esas flexibilizaciones monetarias serán suficientes para sortear la inflación? Los analistas observan que hay un desfase entre las rebajas de las tasas y su efecto sobre la economía. En otras palabras, «esta baja no tendrá ningún efecto sobre los problemas económicos de 2008, pero puede preparar el terreno para un buen ambiente en 2009», hizo notar Keith Hembre, de First American Funds.
Otros se preocupan al ver que la Fed está preparando, según creen, un retorno en gran estilo de la inflación, al bajar sus tasas incluso cuando los precios muestran una tendencia alcista.
En todo caso, muchos parámetros escapan al alcance del banco central en la ecuación de la desaceleración estadounidense, causada por la corrección en el sector inmobiliario y por la crisis financiera.
La Casa Blanca, que había presentado el viernes un programa de reanimación de 140 mil a 150 mil millones de dólares, al percibir la decepción del mercado, hizo saber que no se congelaba en ese monto, lo que puede permitir la esperanza de una ayuda más abultada.