La candidata presidencial socialista Michelle Bachelet y su rival, la oficialista Evelyn Matthei, se enfrentaron el martes en un segundo debate, a cinco días de la segunda vuelta electoral del domingo, y aunque esta vez fue televisado y pudieron interpelarse entre sí, sólo lograron incomodarse.
En el enfrentamiento que comenzó el martes por la noche y concluyó en los primeros minutos del miércoles, las candidatas enfrentaron cuestionamientos de un panel de periodistas, y a diferencia de su primer debate —del 6 de diciembre pasado y que sólo se transmitió por radio— ahora ambas pudieron contra preguntarse sobre variados temas, como religión y cambios al país.
La ex mandataria Bachelet (2006-2010), obtuvo 47% de los sufragios en la primera ronda presidencial del 17 de noviembre cuando participaron nueve candidatos, frente a 25% de Matthei, lo que permite indicar casi con certeza, según expertos y líderes oficialistas, que Bachelet triunfará el domingo.
La ex presidenta, de 62 años, es una pediatra, agnóstica, separada, y tiene tres hijos, combatió la dictadura militar (1973-1990), vivió cuatro años en el exilio, retornó a Chile en 1979 y trabajó clandestinamente contra el régimen del general Augusto Pinochet.
Matthei es una economista conservadora, de 62 años, casada, tiene tres hijos, fue ferviente partidaria de la dictadura y votó que sí en el plebiscito de 1988, cuando Pinochet intentó seguir en el poder hasta 1998. Fue ministra del Trabajo del presidente Sebastián Piñera y senadora.
Durante el programa, transmitido por todos los canales de la televisión abierta, Bachelet admitió que lo peor de su gobierno fue poner en práctica un proyecto de transporte público que dejó a miles de santiaguinos a pie al sustentar toda la movilización en el tren subterráneo y autobuses de acercamiento.
La candidata oficialista incomodó a Bachelet al consultarle por qué no alertó a la ciudadanía del sur del país del tsunami que siguió al terremoto de magnitud 8,8 del 10 de febrero de 2010, y por qué no envió de inmediato a las fuerzas armadas a las calles de las ciudades donde se registraron saqueos tras el desastre. La ex mandataria dijo que sí envío militares, pero que tardan en movilizarse.
Matthei le restó importancia a las declaraciones de autoridades de gobierno que estos días han afirmado que la desaceleración que experimenta Chile es responsabilidad de los anuncios programáticos de Bachelet.
Indicó que «en la desaceleración influye mucho la recuperación de Estados Unidos, los flujos de inversión están saliendo hacia allá… y la bajada del precio del cobre complican bastante».
Agregó que «las debilidades de la inversión son en parte causa de los anuncios de Bachelet», quien en su programa contempla un alza gradual de los tributos a las empresas de un 20 al 25%.
Matthei interpeló a Bachelet por una reciente ley que prohíbe a las autoridades jurar al asumir sus cargos, considerando que el 80% de los chilenos se declaran católicos y el que no se permitirán canales televisivos comunitarios dedicados a la religión.
Bachelet respondió que busca asegurar la igualdad religiosa, y que un Estado laico la puede garantizar. «Es absolutamente falsa la campaña… que dice que voy a sacar las cruces e imágenes».
La ex mandataria cuestionó a su rival por oponerse a los cambios, a lo que Matthei respondió que «la gente que cree que no estoy dispuesta a ningún cambio, está equivocada. Yo quiero un cambio revolucionario en la vida de las personas… no estoy dispuesta a gastar tiempo» debatiendo reformas constitucionales.
Matthei se vio incómoda explicando por qué hace unos años patrocinó un proyecto de aborto terapéutico y ahora se opone. Dijo que fue mal interpretada porque lo que propuso fue intervenir a una mujer embarazada cuando está en peligro su vida y si muere el feto, «eso no es aborto».
A diferencia de debates anteriores, el modelo utilizado el martes fue bastante ágil y las candidatas pudieron pasearse por variados temas, sin pautas.