Ayuda a víctimas del terremoto en San Marcos


Eduardo_Villatoro

Cuando ocurrió el terremoto del 4 de febrero de 1976, las áreas más afectadas fueron las regiones del centro, oriente y norte del país, en tanto que el sismo del pasado miércoles golpeó al noroccidente, fundamentalmente al departamento de  San Marcos, donde murieron decenas de personas y quedaron múltiples familias sin techo, ropa y alimentos, y numerosas viviendas arruinadas.

Eduardo Villatoro


Recuerdo que aquel año –yo, muy joven aún–, presidía la Asociación de Periodistas de Guatemala, por primera vez, y pese a mis constantes críticas al gobierno del desaparecido presidente Kjell Eugenio Laugerud y a nuestras marcadas diferencias ideológicas, me invitó a acompañarlo a sus primeras y prontas supervisiones en helicóptero al interior del país, específicamente a San Juan Sacatepéquez y San Martín Jilotepeque, que, como otras poblaciones, habían quedado en escombros.

No pude reprimir el llanto al observar los estragos, mientras el gobernante intentaba en vano ocultar sus lágrimas. Al cabo de los años y al margen de actuaciones censurables del mandatario menos represivo de los regímenes militares, reconozco que Laugerud se esmeró  para que la ayuda internacional que arribó masivamente se entregara de inmediato a las víctimas –aunque no faltaron funcionarios que se aprovecharon de las circunstancias– y de sus esfuerzos personales e institucionales para lograr la reconstrucción en las áreas asoladas.

En el ámbito hogareño, mis parientes de El Carmen Frontera y de la ciudad de San Marcos superaron dificultades para acudir en auxilio de mi familia, enviándonos diversos alimentos y otra clase de objetos indispensables, puesto que escasearon víveres y hasta candelas y fósforos. Con parecida solidaridad procedieron los habitantes de los departamentos que no fueron azotados por el sismo de aquella fecha, recaudando y remitiendo granos básicos, leche, frazadas y dinero a los damnificados por la catástrofe.

Ahora nos corresponde a los que residimos en áreas que no fueron dañadas por los recientes sismos socorrer a nuestros compatriotas de los departamentos más perjudicados, tomando en consideración que la ayuda internacional ha sido muy limitada, en comparación con la recibida en 1976.

En lo que a mí respecta personalmente, les ruego a mis paisanos de la jurisdicción departamental de San Marcos que residen en otros regiones del país, básicamente a los que emigraron a la capital y su área de influencia urbana, que no se olviden de sus coterráneos y que envíen directamente la ayuda que puedan, o que la canalicen por medio de los centros de acopio institucionales, tales como la Cruz Roja Guatemalteca, Visión Mundial de Guatemala, Cáritas Arquidiocesana, iglesias, cuerpos de bomberos y otras organizaciones similares, pero deben actuar cautelosamente con las ofertas de partidos políticos y empresas comerciales que desean aprovecharse de las condiciones en procura de publicidad gratuita y por razones de imagen.

(El perspicaz Atilio Lara le asegura a Romualdo Tishudo que escuchó en un noticiario esta declaración de cierto ilustrado alto funcionario:-El Gobierno pagará el sepelio de los familiares de las víctimas).