Ayer pensé mucho en Vinicio Cerezo y su decisión de entregarles a precio de quemazón Aviateca a los salvadoreños porque al llegar al mostrador de la que fuera Taca y ahora es Avianca, para entregar el equipaje en la línea de pasajeros prechequeados, nos notificaron que el vuelo hacia Guatemala había sido cancelado “por mantenimiento” de la nave y que la misma se quedó en Guatemala y no viajó a Estados Unidos.
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Atrás de nosotros venía una señora con dos niños cuyos parientes estaban esperándola en La Aurora para llevarlos a Zacapa y cuando se quejó con la señora del mostrador le dijo que le diera gracias a Dios que le había conseguido espacios para mandarla vía El Salvador, arribando cuatro horas más tarde del horario previsto. A la señora le salió el Zacapa y le dijo que cómo jocotes estaba eso de que le diera gracias a Dios si ella pagó un ojo de la cara por los boletos para viajar directo y la aerolínea no le estaba cumpliendo.
El caso es que este mes se abrió una nueva etapa en el servicio aéreo para Guatemala, puesto que las frecuencias que fueron de Aviateca y luego explotó Taca, ahora pasaron a ser administradas por la línea aérea de Colombia, Avianca, que se consolida como un gigante en la región latinoamericana, con lo que eso significa en términos de atención a pasajeros de Centroamérica en general y de Guatemala en particular. Ya los ticos habían sentido el impacto de la transformación porque San José dejó de ser centro de operaciones como lo había sido con Taca y perdieron muchos empleos con el cambio que los dejó en el aire.
Mal que bien Taca mantenía enorme interés por la región centroamericana que era su cuna y ofrecía un servicio confiable en la mayoría de casos. El debut de Avianca, al desaparecer este mes la marca de Taca y unificar todo en la empresa colombiana, se siente con la cancelación de un vuelo directo de Guatemala a Miami y de Miami a Guatemala. Ese es un vuelo de poca demanda y por ello han utilizado uno de los pequeños aviones Embraer, pero sin duda que ahora las consideraciones empiezan a ser distintas y nos hemos de ir acostumbrando a que cuando no tienen suficientes pasajeros para hacer rentable la ruta, la irán cancelando y a la política de altos precios vigente desde hace tiempo, se sumará la de tener que viajar haciendo escalas aun para los destinos más comunes.
La globalización tiene sus ventajas, pero como ahora lo sentirán los mismos salvadoreños que fueron tan orgullosos de su línea aérea cuando se adueñaron de las pequeñas aerolíneas centroamericanas, también tiene sus desventajas porque ya no hay más consideraciones que el incrementar las ganancias y hacer más rentable cualquier operación. A nosotros nos pasó cuando Vinicio prácticamente les regaló Aviateca a los dueños de Taca, porque naturalmente la ruta nacional operaba para los guatemaltecos. Ciertamente no era altamente rentable, pero ello fue más por la corrupción que por otras razones y cuando nuestras frecuencias empezaron a usarse bajo la bandera salvadoreña vimos que hasta se pasaron las operaciones principales a Costa Rica, dejando a Guatemala como un puerto de menor categoría.
Hoy los ticos ya perdieron su privilegio y no tardará mucho para que los salvadoreños sientan el impacto de no poseer su línea aérea que fue motivo de orgullo por el crecimiento que alcanzó hasta que vino el tiburón que se comió a las sardinas. A ver cómo nos va en el futuro como usuarios, pero la carta de presentación ha sido la cancelación de un vuelo.