Al menos 200 centroamericanos se dieron cita esta mañana en la capital de Nicaragua para participar de la Campaña Regional contra la Flexibilidad Laboral.
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Los participantes expondrán por dos días su visión sobre los cambios en las políticas laborales a las que denominan «la esclavitud del siglo XXI».
Las organizaciones sindicales representarán a Guatemala en la actividad que tiene por objetivo crear espacios de discusión y análisis para enfrentar las políticas laborales que a su criterio, atentan contra los derechos laborales.
Según el comunicado de la organización regional, «el mundo laboral centroamericano enfrenta un proceso de pérdidas de sus conquistas sociales y laborales, impulsadas por la apuesta neoliberal de los Gobiernos y su principal motor: el libre comercio».
Los participantes de la región afianzarán su postura sobre el tema, en el que consideran como un obstáculo la utilización de términos que distorsionan la realidad de los problemas laborales. Citan como un ejemplo la «flexibilidad laboral» a la que consideran como una nueva forma de explotación.
Ariane Grau, coordinadora regional de la Campaña Regional contra la Flexibilidad Laboral, indicó que el evento «demuestra la trascendencia de la articulación de fuerzas para incidir en las agendas políticas y enfrentar a gobiernos y empresas que pretendan sobreponer un interés económico a la calidad de vida de las personas trabajadoras».
Cerca de 70 organizaciones sociales participarán de la actividad, que pretende reproducir los resultados y conclusiones en cada uno de los países centroamericanos para crear un bloque de oposición a las nuevas reformas laborales.
Ariane Grau,
Campaña Regional.
Los sectores productivos tienen una percepción opuesta a la de los grupos sindicalistas, que ven la flexibilidad laboral como una fuente de oportunidades para el desarrollo de la microeconomía.
Juan Carlos Amador, vicepresidente de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), indicó que las reformas al Código de Trabajo en el tema de flexibilidad son urgentes para aprovechar el potencial en la producción nacional.
«Una buena cantidad de personas desea trabajar durante tiempo parcial en horarios distintos a los acostumbrados pero la ley se los impide», refiere Amador.
Asimismo, señala que existen centros de trabajo, como call-centers, en los que se requiere de personal durante 4 horas o jornadas menores que se adaptan perfectamente a las rutinas de estudiantes universitarios, sin embargo éstos no consiguen las plazas por falta de una base legal sólida.
Los sectores productivos han argumentado que los salarios pueden adaptarse a la flexibilidad laboral, a la vez que se pueden otorgar vacaciones, prestaciones y seguridad social según las condiciones del trabajador.