Las judicaturas de sentencia del país están haciendo un esfuerzo por duplicar la emisión de resoluciones semanalmente gracias al proceso de oralización que se ha implementado con mayor énfasis en la actual administración de la justicia. Como una muestra de ello, el Tribunal de Sentencia de Jutiapa pasó de resolver un caso al mes a emitir hasta cinco sentencias por semana.
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En 2010 el Organismo Judicial (OJ) emitió 5 mil 397 sentencias absolutorias y condenatorias, no obstante, en el año anterior se registraron un total de 74 mil 826 casos ingresados a las diferentes instancias, lo que implica que apenas el 7.2 por ciento de los casos ingresados un año atrás fueron resueltos vía sentencia en ese poder del Estado. Aquí no se incluyen las transacciones, desistimientos, sobreseimientos y archivos de los diferentes procesos.
Sin embargo, los resultados de los proyectos de modernización y oralización de la justicia permitirán que esos resultados varíen este fin de año, ya que éstos se están implementando enfáticamente en las judicaturas del interior del país.
Quetzaltenango fue el primer departamento en impulsar la oralización del proceso en 2005; actualmente el juzgado modelo se encuentra ubicado en Jutiapa, el cual ha llegado a emitir hasta cinco sentencias en una semana, con lo que además se redujo dos años su agenda de juicios orales.
Según un técnico de Cooperación Española, sólo el 23 por ciento de judicaturas y tribunales no han iniciado el proceso que implica esa modernización de la justicia, mientras que el 44 por ciento de juzgados están en proceso y el 31 por ciento restante ya tienen un alto grado de implementación de la oralidad.
EFECTIVIDAD
Según las estadísticas del Centro de Análisis e Información Documental del OJ (Cenadoj), hasta diciembre del año último esa instancia presentó un aumento en el número de procesos penales abiertos, pues en 2009 inició un total de 74 mil 826 casos, mientras que los diferentes tribunales emitieron un total de 4 mil 475 sentencias. De las últimas, 3 mil 893 fueron condenatorias, mientras que 582 absolutorias.
Pero en 2010 la cifra se incrementó. Durante los primeros nueve meses del año recién pasado un total de 73 mil 659 ingresaron al OJ, aproximadamente 8 mil 184 procesos al mes, lo que a diciembre sumaría cerca de 98 mil 200 expedientes. Según Cenadoj los tribunales emitieron un total de 5 mil 397 sentencias, de las cuales 4 mil 402 fueron condenatorias y 995 absolutorias.
Esas cifras podrían variar favorablemente, e incrementarse las sentencias, ante las acciones que emprendió la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia a finales de este 2011, aunque no se descarta que pueda existir una incidencia negativa en la iniciativa ante la falta de fondos y el déficit económico que registra actualmente el poder judicial del país.
MODERNIZACIí“N
Marlon García Robles, consultor del Programa Justicia y Seguridad de Cooperación Española y quien trabaja desde el interior en el proyecto, explica que ese proceso nace en Quetzaltenango cuando un grupo de juzgadores hace una revisión de las normas procesales. “Teníamos un Código Procesal moderno pero las prácticas respecto al trámite eran tradicionales-escritas, apegadas a un código anteriorâ€, refiere.
García explica que la gestión actual retomó el proyecto de oralización y la extendió a nivel nacional. Desde entonces los jueces resuelven en las salas de audiencias y en el mismo instante, cuando anteriormente los usuarios del servicio de justicia debían esperar varios días para la resolución y otras más para las notificaciones, comenta.
Pero en la ciudad Capital, la realidad parece ser otra, pues es evidente la saturación de procesos y la lentitud con que los mismos se tramitan. Al respecto García refiere: “En la Torre de Tribunales hay avances. Hay juzgados y tribunales que han implementado la oralidad. En total hablamos de un 44 por ciento que están en proceso, un 31 por ciento que ya tienen ese proceso avanzado y un 23 por ciento que no han iniciadoâ€.
Según García, “el temor al cambio†ha sido uno de los principales obstáculos en el proceso, ya que “hay una resistencia natural, porque requiere una redistribución de funciones, reorganización y reasignación de roles. Es complicado romper con la cultura del ‘siempre se ha hecho así’ â€.
Otro es la limitación de condiciones de los despachos, ya que en muchos casos no se cuenta con infraestructura y se debe invertir para permitir a plenitud un espacio procesal adecuado a la oralidad.
REZAGO
La oralización de los procesos tuvo su auge luego de las reformas aprobadas por el Congreso de la República al Código Procesal Penal en abril de 2010; el decreto 18-2010 generó el cambio radical en los procesos de las judicaturas del país.
Carlos Aguilar, presidente de la Asociación de Jueces y Magistrados, explica que las reformas al Código Procesal Penal incrementaron “casi en un ciento por ciento†las diligencias que se tramitan a diario en las judicaturas.
“Las reformas han generado un exceso de audiencias que no permiten que los jueces puedan dar cobertura al volumen de las diligencias programadasâ€, indicó Aguilar, quien añadió que las peticiones verbales que se hacen diariamente se van acumulando en cada judicatura y generan rezagos.
Aguilar expuso además: “Según registros, hay juzgados que tienen programadas audiencias de aquí a dos y hasta tres mesesâ€.
El entrevistado agregó que las audiencias de personas procesadas y que permanecen en prisión preventiva se van acumulando y deben ser programadas para después de cuatro meses, lo que ha generado atraso en la resolución de casos.
REFORMAS
César Barrientos, Presidente de la Cámara Penal, explica que desde que entró en vigencia el Código Procesal Penal se establecieron principios acusatorios de juzgamiento en el juicio oral y público, “pero continuamos con la cultura formalista del sistema anterior, trasladamos a la oralidad las formalidades del sistema escritoâ€, indica.
“Nosotros avanzamos en la oralidad pero no desarrollamos la dirección del juez en el proceso de debate, además hay una situación cultural en la que los abogados no promueven la resolución del conflicto sino que piensan que con impedir la resolución del juez para eso sirve el procesoâ€, explica Barrientos respecto al sistema que aún impera y se busca transformar.
El titular de la Cámara Penal refiere que después de 17 años de reforma procesal penal, el debate ha sido desvirtuado, pues en 2009 los tribunales de sentencia tenían un promedio de 1.6 sentencias por mes; los 34 tribunales resolvían 50 juicios mensuales, unos 600 al año en un país donde se emiten 12 mil acusaciones anuales. “Eso no es funcionalâ€, indica.
“Con el liderazgo de jueces se hizo búsqueda de crear las condiciones subjetivas, personales de los jueces, que quieren asumir el liderazgo de dirigir el debate para que fuera pronto y cumplidoâ€, explica Barrientos y refiere que se tomó como piloto un tribunal menos productivo y que tenía audiencias programadas hasta el 2014. Se rediseñó la práctica que permitiera tener más sentencias y agilizar más los debates. “Se tomaron uno a uno los procesos cuyas vistas estaban hasta 2014 y evaluamos cuánto tiempo puede llevar un debate en cada caso y hubo unos que eran resueltos en dos horasâ€, explicó. La calendarización se redujo hasta 2011 con el diseño técnico de cada caso.
Barrientos añade que a lo largo de todo ese proceso “se encontró que el tiempo se podía utilizar de manera prudente sin afectar la justicia y los derechos humanos y se ha logrado en varios tribunales que emitían 2 sentencias al mes, resolver diez a la semana, lo que permite la resolución de conflictosâ€, indicó.
Otro punto que es sumamente importante y vital según los técnicos y magistrados, es que aumenten las resoluciones en los casos penales, pero que la calidad de dichas resoluciones sea la óptima para fortalecer la justicia y añadieron que confían en el compromiso de la mayoría para lograrlo.
Marco Antonio Canteo, director del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales, explica la importancia de la oralización de la justicia en el país.
¿Cuánto cree que haya avanzado la oralización del proceso?
Primero la oralización es una deuda pendiente de la democracia y la reforma judicial. Es importante que se estén haciendo los esfuerzos para oralizar el sistema judicial en el país porque es necesario entender que tiene que haber una nueva cultura de justicia que es atender a las personas y no centrarse en los papeles y expedientes, pero hacen falta muchos esfuerzos todavía y recursos además de la firme voluntad, pero sobre todo que también falta hacer una depuración de jueces y magistrados que no permiten que la justicia avance.
¿Por qué es importante que la justicia sea oral?
Primero, porque implica atender a las personas de viva voz y eso es acceso a la justicia. Además, porque lo oral es parte de un estándar internacional y por último, porque permite agilizar los procesos y da una mayor cantidad de resultados.
¿Por qué entonces el país no había avanzado?
Porque desafortunadamente hasta 2005 se inició. Hasta ese entonces no existió la voluntad política del Estado de implementarla como mecanismo de acceso a la justicia. Se aprobaron leyes y se pensó que aceptando la ley cambiarían las prácticas, pero no es así. La falta de voluntad, estrategias y recursos lo han impedido.
¿Cómo evalúa que el año pasado sólo el 8 por ciento de casos llegó a sentencia?
Es un balance negativo porque el nivel de impunidad es demasiado alto para un país que clama por justicia. Creemos que la falta de solución de casos genera una motivación para que se delinca más para que se cometan más hechos atroces como los de ahora. Lo que sí está claro es que estos porcentajes mandan un mensaje a la ciudadanía y es que las instituciones no funcionan y no son capaces de castigar y prevenir el crimen.
¿Cómo afecta la falta de presupuesto actual del OJ?
Afecta mucho porque no se puede invertir más en oralización, en realidad oralizar implica una serie de inversiones públicas. No todos los edificios son acordes a ese sistema y hay que invertir en tecnología de punta: cámaras, computadoras, salas acomodadas para que el público pueda fiscalizar la función judicial. La falta de presupuesto afecta seriamente la oralización. Es penoso que en Guatemala en pleno siglo XXI se hable que la justicia no tenga recursos para funcionar, eso demuestra el abandono que tiene la justicia y la poca voluntad de avanzar en una modernización del sector justicia. Es un contrasentido hablar de modernización de la justicia cuando no se tienen recursos.
César Barrientos
Presidente de la Cámara Penal, CSJ