Avanza entrega de armas


Crisis. Haití­ es el paí­s más pobre de Latinoamérica y se encuentra en una profunda crisis polí­tica.

Desde hace tres meses, decenas de armas fueron recuperadas en Haití­ en el marco de un programa de desarme, desmovilización y reinserción, pero el paí­s, donde la inseguridad sigue siendo un flagelo, todaví­a tiene más de 200.000 armas ilegales.


«Más de 200 armas de guerra», fusiles de largo alcance y de asalto de tipo M1, M14, T-60, «y más de 6.000 cartuchos fueron entregados a las autoridades» dijo a la AFP Alix Fils-Aimé, presidente de la Comisión nacional de desarme, desmovilización y reinserción (CNDDR). «Si pudimos llegar a estos resultados, es gracias a los esfuerzos y presiones combinadas de la misión de la ONU en Haití­ y de la policí­a nacional», agregó.

Según las autoridades, más de 300 miembros de grupos armados, la mayorí­a de Cité Soleil, se unieron al programa de desarme que les propusieron.

Este movimiento, acompañado de una polí­tica agresiva implementado por la ONU desde diciembre de 2006, en acuerdo con el gobierno haitiano, se llevo a cabo en las zonas más peligrosas de Puerto Prí­ncipe y de Cité Soleil. Unos 400 miembros de pandillas armadas fueron arrestados por los Cascos azules que además confiscaron decenas de armas y recuperaron miles de municiones.

A nivel global, la inseguridad disminuyó en la capital así­ como el número de secuestros, según cifras de la ONU.

Los «desmovilizados», jóvenes que en promedio no pasan de 23 años, recibieron a cambio de su participación en el programa un beneficio. Si no vuelven a ser perseguidos por la justicia, entran a un programa de formación en un oficio y se benefician de asistencia psicológica por diez meses.

La próxima etapa del proceso de desarme es de recuperar armas de fuego pequeñas, usadas especialmente por secuestradores, y armas defensivas en el sector privado.

«Será necesario y motivador que todos los sectores contribuyan a instaurar un proceso de equilibrio y no discriminatorio de desarme», dijo el presidente de la comisión nacional, consciente de la dificultad de convencer a los haitianos de abandonar sus armas.

Según un estudio publicado en 2005 por una ONG suiza, más de 250.000 armas ilegales circulan en Haití­.

El programa de desarme, desmovilización y reinserción, aunque comienza a rendir frutos, es criticado por organizaciones de derechos humanos y de la sociedad civil.

«Este programa es ineficaz y no se hace con transparencia, puede generar impunidad», se quejó Pierre Espérance, miembro de la coalición haitiana de derechos humanos. Según él, muchos beneficiarios del programa siguen cometiendo actos criminales.