Industria del automóvil en Brasil siente el golpe de la crisis mundial.
La industria automotriz brasileña comenzó a sentir el golpe de la crisis financiera global, luego de dos años de muy fuerte crecimiento, según evidencian datos del sector divulgados durante el último mes.
Las matriculaciones de nuevos vehículos en noviembre cayeron 30% comparadas con igual mes del año pasado, informó el martes la federación nacional de vendedores de autos Fenabrave.
Por su parte, la asociación de fabricantes Anfavea divulgará sus números el próximo jueves, y las expectativas no son halagí¼eñas para el mayor mercado de automotores en América Latina.
Al mismo tiempo, 47.000 trabajadores del sector, casi la mitad de los 113.000 que laboran en el país, entraron en vacaciones colectivas obligatorias negociadas entre sindicatos y compañías, que cortaron la producción mensual en 60% para acompasar sus stocks con una demanda que cae.
El futuro a corto plazo para firmas como Ford, Fiat, Volkswagen, General Motors, Peugeot-Citroen y otros que producen en el gigantesco Mercado brasileño, luce tenso en medio de una profundización de la crisis global del crédito.
El lunes, Volvo, una subsidiaria de Ford, se convirtió en la primera marca en Brasil en anunciar despidos: un total de 430 trabajadores de su planta en la sureña ciudad de Curitiba se quedaron sin empleo, alrededor de 18% del personal de la usina.
La razón principal para la repentina desaceleración del sector automotor en Brasil es la falta, también repentina, de acceso a créditos, a los que ahora es más difícil de acceder y en algunos casos se vuelven más caros para los brasileños, que se acostumbraron a préstamos con condiciones de pago más benévolas.
El mes pasado, la Fundación Getulio Vargas ubicó además la confianza de los consumidores en el país en su punto más bajo desde que lleva registro hace tres años, mientras que la confianza del sector industrial también está en un mínimo desde junio de 2003.
El cambio de la corriente tomó por sorpresa a los grandes fabricantes de autos, que invirtieron miles de millones de dólares en Brasil para aumentar la producción y llevarla en el corto plazo a seis millones de vehículos anuales.
El gigante estadounidense General Motors tenía a Brasil como su tercer mayor mercado mundial; Volkswagen vende más coches en la nación sureña que en Alemania y Fiat obtiene la mayoría de sus ganancias en el país.
Fenabrave publicó cifras que muestran que en noviembre, las ventas de coches cayeron 30% a ritmo anual. Y si se suman otro tipo de vehículos como ómnibus o camiones por ejemplo, la cifra es de 25% menos.
La caída podría recortar el objetivo de los fabricantes de vender tres millones de autos este año en Brasil, y Jerome Stoll, titular de Renault Brazil, adelantó una proyección de unos 2,7 millones de coches.
En Brasil solo uno de cada ocho habitantes tiene auto.
Un portavoz de Anfavea prefirió no discutir perspectivas para el sector, señalando que serían presentadas el jueves al difundirse las cifras mensuales de noviembre.
Los sindicatos ya indicaron que no tolerarán despidos masivos en el sector.
«Si hay despidos, iremos a la huelga», advirtió Vivaldo Moreira Araujo, líder del sindicato que agrupa a los trabajadores de Sao Jose dos Campos, región en las afueras de Sao Paulo en donde se ubica una planta de GM.
GM anunció la semana pasada la cuarta ronda obligatoria de vacaciones en dos meses. Y Peugeot-Citroen comunicó la semana pasada que extendería en una semana las vacaciones colectivas de sus empleados entre diciembre y enero en Brasil.
En una muestra de cuán reacios a discutir perspectivas están los fabricantes, un portavoz de GM dijo a la AFP en Sao Paulo que «nadie estará disponible» para responder preguntas de la prensa sobre la desaceleración del sector.