Autos bomba matan a 22


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Tres autos bomba estallaron hoy en la provincia norteña de Idlib y mataron a más de 20 personas, informaron activistas y un funcionario sirio, un día después de que un par de poderosas explosiones dejó 87 muertos en la universidad de la ciudad de Alepo.

Por ALBERT AJI y BEN HUBBARD, DAMASCO / Agencia AP

Se desconocía cuál fue el blanco de las tres detonaciones casi simultáneas en la ciudad de Idlib.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos dijo que los ataques tenían como objetivo vehículos de seguridad ubicados cerca de los cuarteles locales de las fuerzas del orden y de un retén. Al menos 24 personas murieron, en su mayoría efectivos del régimen, añadió la organización.

Sin embargo, un funcionario del gobierno informó que las explosiones ocurrieron en una autopista y en una rotonda de Idlib. De acuerdo con esta versión, murieron 22 personas y resultaron heridas 35.

El funcionario, quien habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a dar declaraciones oficiales, no dijo cuál era el objetivo de los estallidos.

Los rebeldes controlan vastas áreas rurales de la provincia de Idlib, pero el régimen tiene el control de la ciudad homónima.

Los atentados dinamiteros en Idlib ocurren un día después de dos explosiones en el campus de la Universidad de Alepo, donde murieron 87 personas, según los activistas contrarios al régimen.

El observatorio informó que el número de muertos por el ataque en la universidad podría ser incluso mayor, porque los médicos han recogido partes de cadáveres aún sin identificar y debido a que algunos de los más de 150 heridos se encuentran en condición crítica.

Las clases y los exámenes se suspendieron el miércoles en todas las universidades sirias por disposición del Ministerio de Educación Superior, «como una señal de duelo por las almas de los mártires heroicos asesinados por la traicionera mano terrorista», informó el servicio estatal de noticias.

El reporte de la agencia SANA citó al ministerio de educación superior, Mahmud Mualla, quien dijo que Assad había ordenado que se reconstruya «con toda celeridad» la Universidad de Alepo.

La oposición y el gobierno se han culpado mutuamente por los estallidos en la universidad, que representaron una escalada en la lucha por el control de Alepo, la mayor ciudad siria y otrora un polo comercial del país.

No está clara todavía la causa de las explosiones, que estremecieron el campus mientras los estudiantes presentaban una serie de exámenes. La explosión incendió varios vehículos y destruyó los muros de algunos dormitorios de los alumnos.

Los activistas dijeron que aeronaves de las fuerzas leales al presidente Bashar Assad lanzaron dos ataques contra la zona en el momento en que ocurrieron las explosiones. En tanto, la prensa estatal siria señaló que un «grupo terrorista» atacó el inmueble con dos cohetes. El gobierno suele referirse a los rebeldes como terroristas.

La magnitud de la destrucción no parecía corresponder a la que causarían los cohetes utilizados normalmente por los rebeldes.

Los reportes contradictorios sobre la causa de los estallidos pusieron de manifiesto las dificultades que hay para confirmar información en Siria.

El gobierno prohíbe la labor de la mayoría de los medios en el país, lo que dificulta la verificación independiente de los hechos. Tanto los activistas contrarios al régimen como el gobierno filtran la información que dan a los periodistas para apoyar sus respectivas causas. Y los civiles atrapados en medio del conflicto evitan hablar con la prensa, ante el temor de represalias de ambas partes.

Alepo ha sido el foco de una lucha cruenta por el control de la ciudad desde mediados del año pasado, cuando los rebeldes, procedentes sobre todo de zonas rurales al norte, ingresaron en la urbe y comenzaron a enfrentarse con las fuerzas gubernamentales.

La universidad está en el poniente de Alepo, un sector controlado todavía por el gobierno. Tanto activistas como el régimen de Assad dijeron que los muertos en los estallidos del martes eran en su mayoría estudiantes que realizaban los exámenes que marcan la mitad del periodo lectivo, así como civiles que buscaron refugio en los dormitorios de la institución educativa, luego de huir de la violencia en otras partes.