Una autopista elevada conforme a la propuesta del señor í“scar Berger no es eficiente ni solidaria y es costosa. Los vehículos particulares por otro lado son ineficientes, transportan muchas veces a una sola persona y ocupan un área de por lo menos nueve metros cuadrados, lógica de niños.
Pensar inteligentemente sería orientar esa misma idea de autopista elevada para vehículos tipo bicicletas y motos, la infraestructura sería más barata, ocupa un metro cuadrado por persona, muchos pilotos de automóvil particular podrían cambiar su vehículo por una bicicleta para ir al trabajo porque ahora ya no habría el riesgo de torear los vehículos. Las ventajas serían: mejor salud, más eficiencia, más barato, más solidario, más amigable al ambiente y sobre todo, el señor Presidente no derrocharía en métodos ineficientes de soluciones al tráfico y esos fondos podrían utilizarse para hacer carreteras para las comunidades olvidadas, que son muchas aún.