Autenticidad


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La autenticidad es la veracidad de algo, una persona auténtica es la que se muestra o no al mundo como es. Se perfila íntegra y humana, se conduce de manera espontánea. No esconde atributos, pero no se torna vanidosa por sus cualidades. Establece contactos íntimos con otras personas, a quienes logra sentir de manera empática, respetando su humanidad.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi


La autenticidad ha sido vista como un valor humano, pero de manera paradójica, la sociedad contribuye a que las personas no se conduzcan de modo auténtico.  Parece que ser, que quienes somos, nunca va a ser  suficiente. Que es necesario presentar una visión distinta de quiénes somos y tal vez, de esta manera,  podamos o creamos ser aceptados.

Considero  que ser  auténtico no está de moda.  Que la piratería de copias se ha extendido al género humano.  Y esto no constituye un delito, sino a lo sumo un bien social.  La sociedad pide estereotipos de individuos, para que piensen, sientan y actúen dependiendo de las políticas vigentes.  Con esto de la globalización, lo inauténtico también es global.

El escritor guatemalteco, Augusto Monterroso, nos escribió un cuento acerca de este tema: La rana que quería ser una rana autentica:

“Había una vez una rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad.

Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.

Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.

Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.

Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una Rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena Rana, que parecía Pollo.”

Así como en el cuento, la falta de autenticidad nos puede conducir al sufrimiento y a  la muerte, tal vez, no física pero muerte al fin.  En las primeras etapas de la vida necesitamos de alguien que nos refleje quién somos, para comenzar a establecer nuestra realidad. Sin embargo, muchas veces contamos con reflejos inadecuados y distorsionados que no nos aseguran de ningún modo que podamos concebirnos con objetividad. Cuando un día de tantos surge nuestro sentido personal de apropiación y decisión de quiénes somos y quiénes deseamos ser.