«El corralito fantasma» creado con la iliquidez, de una u otra forma, afectará este último año de gobierno. No importa cuántas declaraciones, cuántos campos pagados o cuántas opiniones externen de la cabeza a los pies los funcionarios de gobierno. «La niña dejó de serlo»
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El actual gobierno tiene toda la responsabilidad por los daños y perjuicios que su omisión o la acción de los funcionarios de la banca central produjeron, debe de actuar enérgicamente. Le pida o no renuncia a las principales autoridades monetarias, es ahora un problema de la Presidencia de la Republica. Recordemos que la Presidencia en años anteriores no vaciló en pedir la renuncia al Superintendente de Bancos, al Jefe del Ministerio Publico y de influir determinantemente en la destitución del Contralor General de Cuentas de la Nación. Ese es políticamente su problema.
El problema de desconfianza en el sistema monetario es el más grave de los problemas que tiene entre manos, más grande que el haber permitido que subieran todos los productos de la canasta básica: harina, pan, maíz, pollo, carne de cerdo, o el de empobrecer los salarios, etc., etc.
La Junta Monetaria, el banco central, los bancos propiedad del sector público o privado deberían de inmediato sacar programas de inversión con atractivísimos intereses para quienes hagan inversiones en efectivo a 30, 60 ó 90 días; talvez así, si es que es cierto que muchos billetes están debajo de los colchones, a los mismos se les estimularía salir a circular.
El recomendar que se pague con tarjetas de crédito, cheques o por otro medio de los denominados «cuasi dinero» es obvio que hay que hacerlo, pero cómo podemos pedirle que usen esa alternativa la mayoría de los guatemaltecos si no no la tienen.
No hay campaña de comunicación social que resuelva el problema. Pisto es pisto, y pisto en mano resuelve muchas cosas. Llegó el momento de dejar el quetzal como símbolo nacional en el himno y en la bandera y de convertir el medio circulante de quetzales a dólares.
Durante el gobierno anterior, las autoridades de la banca central se opusieron a la dolarización como lo hizo El Salvador, como lo ha hecho El Ecuador. En la práctica, todos los empresarios en Guatemala, venden, compran en base al dólar, si la moneda que circulara en Guatemala fuera ésta las remesas familiares no perderían parte de su valor en el cambio, también obligaría a salir hasta el último centavo en quetzales que pudiera estar guardado. Todas la importaciones y las exportaciones se transan en moneda dura, las reservas en dólares son las más altas de nuestra historia.
El problemón de falta de liquidez puede convertirse en una acción para sincerar la totalidad de la economía nacional, reduciría burocracia al adoptar como moneda el dólar, la banca central no podría meter? las manos. Es más, estimularía la transparencia, las exportaciones, la sinceridad de los precios y de los salarios. «Aunque usted no lo crea», «ganamos todos».