Después de pasar 24 años en Mianmar, la mayoría de ellos bajo arresto domiciliario, Aung San Suu Kyi saldrá hoy del país para una gira internacional a fin de conectarse con líderes mundiales y dar el discurso de aceptación de su Premio Nobel de Paz, más de dos décadas después de que le fuera otorgado.
Los elevadísimos rascacielos y las dispersas luces urbanas de Bangkok serán el primer vistazo del mundo externo a Mianmar para la líder opositora, un marcado contraste con la aletargada ciudad de Yangón donde el viejo régimen militar la mantuvo prisionera en su propio hogar durante un total de 15 años.
Su llegada estaba prevista para la noche del martes, y pasaría varios días en Tailandia, donde hablará el viernes ante el Foro Económico Mundial sobre el este de Asia.
A mediados de junio se dirigirá a Europa, con paradas en Ginebra y Oslo, para aceptar formalmente el Nobel que ganó en 1991.
En Dublín, compartirá el escenario con Bono, el cantante del grupo U2 y ferviente simpatizante, para un concierto en su honor, según Medios de comunicación irlandeses. Bono compuso el tema «Walk On» inspirado en la líder asiática.
En Inglaterra, tendrá el inusual honor de dirigirse a las dos cámaras del Parlamento.
Las visitas en dos continentes son el más reciente paso de Suu Kyi en una asombrosa trayectoria que la ha llevado de ama de casa a presa política, y de allí a líder de la oposición en el Parlamento, en momentos en que Mianmar se abre al mundo exterior tras medio siglo de régimen militar.
Suu Kyi no había salido de Mianmar desde un año antes de la caída del Muro de Berlín, en abril de 1988, cuando viajó a su país para cuidar a su madre moribunda.
Hasta entonces había llevado un estilo de vida internacional. Se crió durante un tiempo en la India, donde su madre fue embajadora. Más adelante estudió en Oxford, trabajó para las Naciones Unidas en Nueva York y Bután y luego se casó con el académico británico Michael Aris y criaron a sus dos hijos en Inglaterra.
Volvió a Mianmar cuando estallaba una revuelta contra el régimen militar. Como hija del general Aung San, héroe de la independencia del país, se situó a la vanguardia de las manifestaciones hasta que el ejército aplastó brutalmente las protestas y la encerró bajo arresto domiciliario en 1989.
Durante las siguientes dos décadas se convirtió en la presa política más famosa del mundo. Durante períodos intermitentes de libertad, se negó a salir al extranjero debido a que temía que no le permitirían volver a ingresar en Mianmar.
El compromiso de Suu Kyi con su causa tuvo un costo personal muy alto. Se quedó en Mianmar incluso cuando su marido estaba muriendo de cáncer en Inglaterra en 1999. Se vieron por última vez en 1995. Después, la junta militar le negó la visa a Aris.
Tras su liberación del arresto domiciliario en noviembre de 2010, Suu Kyi tuvo un emotivo reencuentro con su hijo menor, Kim Aris, tras una separación de una década. La Junta le concedió una visa.
La visita a Inglaterra de Suu Kyi incluirá algún tiempo con su familia. Ella cumplirá 67 años el 19 de junio, mientras está en Inglaterra, donde vive Kim.
Asistentes de Suu Kyi han ofrecido pocos detalles sobre su viaje, aparte de los destinos, y se limitaron a decir que empacará medicinas para el mareo.
Desde la liberación de Suu Kyi, muchos dignatarios internacionales la han visitado en Mianmar, incluida la secretaria de Estado estadounidense Hillary Rodham Clinton en diciembre y el primer ministro británico David Cameron en abril. Cameron le sugirió que visitara su «amado Oxford» en junio.
Suu Kyi respondió en aquel momento: «Hace dos años habría dicho ‘gracias por la invitación, pero lo lamento’. Pero ahora puedo decir ‘quizás’, y eso es un gran progreso».