El número de embolias ha aumentado entre las mujeres embarazadas y las nuevas madres en Estados Unidos, probablemente porque más de ellas son obesas y tienen hipertensión arterial y enfermedades cardiacas, dijeron investigadores.
Las hospitalizaciones por embolias relacionadas con el embarazo y «miniembolias» aumentaron de 4 mil100 en 1994-1995 a cerca de 6 mil 300 en 2006-2007, un incremento de 54%, dijeron investigadores con base en la extrapolación de la información contenida en un gran banco de datos federal.
«Esta es una estadística muy, muy alarmante que necesitamos tomar con extrema seriedad», dijo el doctor Olajide Williams, un neurólogo de la Universidad de Columbia y del Hospital de Harlem, quien también es portavoz de la Asociación Estadounidense para la Embolia. «Necesitamos ser más dinámicos al revisar a estas mujeres en busca de estos factores de riesgo».
El número de embolias es pequeño, considerando que cerca de cuatro millones de bebés nacen cada año en Estados Unidos. Pero el embarazo aumenta el riesgo de embolia por todos los cambios hormonales y sanguíneos que ocurren. Si al comenzar, la madre tiene problemas como diabetes o hipertensión arterial, duplica su riesgo de sufrir una embolia durante o justo después del embarazo, dijo la doctora Elena Kuklina, una experta en prevención de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Kuklina dirigió el estudio, que se publicó el jueves en la revista Stroke (embolia), de la Asociación Estadounidense para el Corazón.
Los investigadores usaron historiales de una muestra de hospitales en casi todos los estados, con lo que cubrían hasta ocho millones de hospitalizaciones cada año. Buscaron el número de mujeres que habían tenido embolias o ataques isquémicos transitorios (AIT, o «miniembolias») mientras estaban embarazadas o en los tres meses posteriores al parto.
Las tasas fueron más altas en el sur y más bajas en el noreste.
Los investigadores también indagaron la prevalencia de la hipertensión arterial y de enfermedades cardíacas, problemas de salud relacionados con la obesidad, y concluyeron que estas representaban casi todo el incremento en hospitalizaciones por embolia.
Los investigadores también señalaron que las mujeres están teniendo hijos a mayor edad, y el riesgo de una embolia aumenta con la edad.
A veces, las mujeres embarazadas o nuevas madres están tan concentradas en la salud del bebé que descuidan la propia, dijo Williams.
«Están pensando en el nombre del bebé, en su habitación y en el color con que la pintarán», dijo Williams. «Pero un poco de prevención siempre es la mejor receta para una vida saludable».
Kuklina concuerda.
«Si se planea un embarazo, se debe tratar de ver a un médico antes» para que evalúe el riesgo de apoplejía, recomendó. Y si ya se está embarazada, hay que «tratar de comenzar el cuidado prenatal tan pronto como sea posible».
Las señales de una embolia son la súbita presencia de alguno de estos factores: adormecimiento o debilidad de un lado, jaqueca grave sin causa conocida, confusión y problemas para caminar, hablar o ver.