Huelgas y mitines de docentes con apoyo de las centrales obreras por reclamos salariales mantenían en tensión ayer a dos provincias del sur de Argentina, una de ellas Santa Cruz, la natal del presidente Néstor Kirchner, quien la gobernó entre 1991 y 2003.
El segundo foco de crisis política y social en la Patagonia (región sur argentina) era este lunes la provincia de Neuquén, donde el gobernador Jorge Sobisch, candidato a presidente por una alianza derechista, está en jaque tras el crimen de un profesor de escuela media hace 10 días.
El profesor de Química Carlos Fuentealba murió cuando participaba de una movilización y un policía le disparó por la espalda con una pistola lanzagases.
Un dolor de cabeza para el Presidente significaba también la huelga de cuatro días que los gremios de maestros de Santa Cruz cumplirán entre el martes y viernes, para concluir la protesta con una marcha hacia la casa de gobierno distrital.
Neuquén es una provincia rica en petróleo y gas, pero su población de unos 450.000 habitantes vive del turismo y la producción agrícola, en tanto Santa Cruz, con unos 200.000 habitantes, también cuenta con riquezas hidrocarburíferas, pero el principal empleador es el Estado.
El distrito neuquino vivía una nueva jornada de huelga convocada por las dos centrales sindicales, la mayoritaria Confederación General de Trabajo (CGT, peronista) y la independiente Central de Trabajadores Argentinos (CTA, centroizquierda), que exigen la renuncia de Sobisch.
Millares de personas marchaban el lunes a la sede gubernamental neuquina en respaldo a las demandas docentes y en repudio al asesinato de Fuentealba, cuya muerte puso a docentes y trabajadores estatales en pie de guerra contra Sobisch.
El gobernador y candidato a presidente por la agrupación Provincias Unidas (derecha) para las elecciones de octubre dijo que no dejará la gobernación.
Pero decenas de maestros y militantes de agrupaciones sociales y políticas mantienen sitiado el edificio de gobierno desde hace once días, exigiendo su renuncia.
La esposa del maestro abatido el pasado 4 de abril volvió a pedir el lunes la renuncia de Sobisch, quien se responsabilizó por el operativo represivo, pero cargó la culpa del crimen en el policía que jaló el gatillo.
En Santa Cruz, los docentes comenzaban una huelga de 96 horas, cuyo reclamo principal es la incorporación de los adicionales al sueldo básico de 161 pesos –el más bajo del país–, cifra sobre la cual se calculan los beneficios jubilatorios.
Los docentes de la provincia patagónica buscan llevar la remuneración inicial a 2.300 pesos (739,5 dólares), que quedaría sin embargo por debajo del valor de la canasta básica familiar estimada en 3.500 pesos (1.125,4 dólares).
La medida de fuerza cerrará el viernes con una movilización de docentes de toda la provincia hacia la capital Río Gallegos, donde exigirán al gobierno local la apertura de un diálogo con el sector.
El líder del gremio de docentes de Santa Cruz, Pedro Muñoz, apuntó el lunes contra Kirchner por la falta de diálogo entre docentes y autoridades provinciales, al asegurar que el mandatario «sigue manejando los hilos políticos de la economía» de Santa Cruz.