En la segunda mitad de la década de los «60 conocí a un intelectual de mediana estatura, delgado, siempre sobriamente vestido y de carácter introvertido. Al menos esa fue la impresión que yo percibí.
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Para entonces yo estudiaba en la desaparecida Escuela Centroamericana de Periodismo, adscrita a la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos, en cuyo edificio, ubicado en la 9ª. avenida, entre 13 y 14 calles, actualmente funciona el Bufete Popular de la Usac.
En aquel tiempo los estudios de Periodismo no se concentraban, precisamente, en el proceso de enseñanza/aprendizaje de esa recién establecida disciplina académica, sino que tenían como objetivo implícito adquirir conocimientos humanísticos, sobre todo durante los primeros dos años, cuando los cursos se compartían con estudiantes de otras ramas de la citada Facultad, como Literatura, Historia, Pedagogía, etc.
Aunque el aprendizaje práctico del Periodismo seguía teniendo como sólida base las redacciones de los diarios impresos y radiales, de todas maneras el conocimiento cultural que se adquiría era valioso en lo que concierne a la teoría humanística, especialmente por la calidad de los catedráticos que impartían clases, como los escritores Flavio Herrera, David Vela, Hernández Cobos, Ricardo Estrada, Rigoberto Juárez Paz, Francisco Albizúrez Palma.
En los corredores del edificio podía advertir la esbelta figura de quien más tarde supe que se trataba del licenciado en Historia Augusto Cazali ívila, quien pocos años después sobresaldría como investigador, crítico y escritor, y su sólido prestigio académico lo condujo a impartir cátedras en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, de México, e investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Oriente, Venezuela.
Paralelamente, Cazali ívila desempeñó importantes cargos en la administración universitaria, entre los cuales delegado del Colegio de Humanidades ante el Consejo Superior Universitario, asesor del rector de la Usac, su representante ante el Consejo de la Editorial Universitaria, misma que en 1997 publicó la primera edición de su obra «Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala», libro fundamental para conocer los anales de la carolina.
El Consejo Superior Universitario lo designó Profesor Emeritissimum, en homenaje a su talento y dedicación a la investigación histórica.
Como algunos de mis lectores quizá están enterados, Cazali ívila, originario de Cuyotenango, Suchitepéquez, falleció la semana anterior, ante la indiferencia de la mayoría del pequeño mundo intelectual de Guatemala y el desconocimiento de las nuevas generaciones, que ignoran el valioso aporte de este historiador y maestro a la cultura guatemalteca.
Mis condolencias a la señora licenciada Lilian Beatriz de Cazali e hijos.