Audrey Hepburn


El nombre de Audrey Hepburn no es muy conocido, pero su figura, su belleza y su encanto ante las cámaras, son inolvidables hoy dí­a. Largamente imitada, sin que en se sepa, en este mundo globalizado, que ella es el arquetipo de mujer frí­vola, que logró arrebatarle, apenas, a Marylin Monroe.

Mario Cordero
mcordero@lahora.com.gt

El próximo 20 de enero, Audrey cumplirá quince años de haber muerto, dejando un lugar vací­o en la historia del cine. Aún su recuerdo sigue vivo; el año pasado, el vestido que usara en su pelí­cula más famosa «Desayuno con diamantes» fue subastado en más de 7 millones de quetzales, lo cual sirvió para obras de caridad para dos escuelas de Bengala.

Sufrió los horrores de la Segunda Guerra Mundial; quiso ser bailarina, pero tuvo problemas con sus maestras porque su estatura no era la ideal. A punta de encanto y de belleza, logró entrar en Hollywood, de donde obtuvo fama y fortuna, que no utilizó únicamente como beneficio personal, sino que también fue una constante activista de obras de caridad.

Testimonio vivo de la guerra

Audrey nació el 4 de mayo de 1929, en Bruselas, Bélgica. Padeció los horrores de la Segunda Guerra Mundial, como testigo de primera mano. Sufrió la pobreza, justo en el momento de su adolescencia, mientras viví­a su propia guerra personal, pues el ballet, su gran afición, no fue un camino fácil para ella; sus maestras no la recibí­an bien, ya que su cuerpo no se adaptaba a las exigencias del baile.

Pasó la guerra, y Audrey la sobrevivió. Buscando una vida mejor, y gracias a un particular encanto personal que siempre le abrió las puertas en cualquier lugar, llegó a Estados Unidos. Ahí­, pese a algunas deficiencias en el baile, logró ingresar al musical Broadway Gigi (1951). Su salto al cine fue casi instantáneo, y su éxito inmediato.

Sin embargo, esos años de guerra fueron inolvidables. Fue en el año de 1940, cuando el Ejército alemán invadió Holanda, lugar de residencia de Hepburn. Por esa época, Audrey se cambió el nombre a Edda van Heemstra, ya que su nombre original era inglés, lo cual era peligroso para los acérrimos enemigos nazis de entonces.

En 1944 Hepburn ya era una buena bailarina. Durante esta época bailaba secretamente y el dinero que recaudaba lo donaba a la resistencia holandesa. Sobre esta época ella dijo después: «las mejores actuaciones que yo he hecho nunca acababan sin un solo sonido». Con el desembarco de las tropas aliadas en Normandí­a el dia D, la situación en Holanda empeoró drásticamente.

Para 1944, en el recrudecimiento de la guerra, Holanda se encontraba completamente anémica, al igual que ella, pues los nazis confiscaban todos los alimentos. No habí­a comida, ni ropa, ni madera para quemar y dar frí­o en el duro invierno holandés.

Audrey estuvo a punto de morir, pero el ingenio, al igual que gran parte de la población, le hizo sobrevivir. De los tulipanes, famosos en Holanda, extraí­an harina, y con él cocinaban galletas y pasteles, que les ayudó.

En 1991 Audrey dijo: «tengo recuerdos. Recuerdo estar en la estación de trén, veí­a como se llevaban a los judí­os, y recuerdo en particular a un niño con sua padres, muy pálido, muy rubio, usando un abrigo que le quedaba muy grande, estaba parado en el tren. Yo, una niña, observando a un niño».

Otra Anna Frank

Al igual que la famosa Anna Frank, de quien se encontró su diario escrito por ella previo a morir en los campos de concentración nazi, Hepburn tení­a su misma edad. «Tenia exactamente la misma edad que Anne Frank. Ambas teniamos 10 cuando empezó la guerra y 15 cuando acabó. Un amigo me dio el libro de Anne en holandes en 1946. Lo lei y me destruyó. El libro tiene este efecto sobre muchos lectores, pero yo no lo veí­a así­, no solo como páginas impresas, era mi vida. No sabia lo que iba a leer. No he vuelto a ser la misma, me afectó profundamente», comentó Audrey en una ocasión, previo a su muerte.

«Vimos fusilamientos. Vimos a hombres jóvenes ponerse contra la pared y dispararles. Cerraban la calle y despues la volví­an a abrir, podí­as pasar por ese mismo lugar. Tengo marcado un lugar en el diario, en el cual Anne dice que han fusilado a cinco rehenes. Ese fue el dia que fusilaron a mi tio. En las palabras de esa niña yo leí­a lo que aun sentí­a en mi interior. Esa niña que habí­a vivido entre cuatro paredes habí­a hecho un reportaje completo de todo lo que habí­a vivido y sentido», concluyó en esa ocasión.

Probablemente, por esa terrible experiencia, el glamour de Hollywood nunca transformó a Hepburn y, más que endiosarse, nunca olvidó su trabajo caritativo.

En sus últimos años de vida, lejos de la presión de las cámaras de la Meca del Cine, Audrey se dedicó a la caridad, siendo, incluso, embajadora de Buena Voluntad de la UNICEF.

Audrey derramó sus últimos alientos (y su último dinero) en las obras de caridad. A pesar de un cáncer que le afectaba, viajaba constantemente para defender causas a favor de los enfermos del sida o de los niños malnutridos. Tres meses antes de morir, viajó a Somalia, en una misión de la UNICEF, caso que fue muy sonado y recordado.

Bienvenida a Hollywood

En su primera pelí­cula, «Vacaciones en Roma» (1953), ganó el Oscar a la mejor interpretación femenina. De ahí­ en adelante, Hepburn fue una de las actrices más cotizadas de Hollywood.

Tuvo más de 30 años de éxito en el cine, hasta su última pelí­cula en 1988.

Después de «Vacaciones en Roma» trabajó con Humphrey Bogart y William Holden en la comedia romántica de Billy Wilder Sabrina. Audrey fue enviada a al diseñador Hubert de Givenchy para que decidiera su vestuario en la pelí­cula. Cuando le dijeron a Givenchy que «Miss Hepburn» venia a verle, penso en Katherine Hepburn, no en Audrey. En un primer momento rechazo vestirla, pero al final rectifico. Audrey y Givenchy mantuvieron una fuerte amistad durante el resto de sus vidas. Durante la filmación de Sabrina, Audrey y William Holden mantuvieron una relación amorosa, ella pensaba que acabarí­an casandose y teniendo hijos, pero la relación llegó a su final cuando William le contó que le habí­an practicado una vasectomí­a. Su papel de Sabrina le valió una nominación al Oscar (premio que finalmente fue a parar a manos de Grace Kelly).

En 1954 Audrey volvió a los escenarios para protagonizar Ondine, junto al que mas tarde seria su marido, Mel Ferrer. Siguió protagonizando la obra durante el resto del año. Ese mismo año recibirí­a el Globo de Oro a la mejor actriz y el Oscar por su papel en Vacaciones en Roma. Seis semanas después de recibir el Oscar Audrey recibió el premio Tony por su obra Ondine, convirtiendose así­ en una de las tres únicas actrices en ganar el Oscar y el Tony el mismo año (las otras dos son Shirley Booth y Ellen Burstyn).

A mediados de los 50 Audrey no solo era una de las mayores estrellas de Hollywood, sino un icono de la moda. Su estilo, tan personal y elegante era admirado e imitado. Además, era muy admirada por el público, como lo demuestra su Globo de Oro a la actriz mas querida en todo el mundo en 1955.

Siendo ya una de las actrices mas taquillera de Hollywood, Audrey contaba con compañeros de reparto de la talla de Humphrey Bogart (Sabrina), Fred Astaire (Una cara con ángel), Maurice Chevalier y Gary Cooper (Love in the Afternoon), Tony Curtis (Encuentro en Parí­s) George Peppard (Desayuno con diamantes), Cary Grant (Charada), Rex Harrison (My Fair Lady), Peter O»Toole (Como robar un millón) y Sean Connery (Robin and Marian). Muchos de estos actores se convirtieron en personas muy cercanas a la acriz. Rex Harrison la llamó su «principal dama» (Audrey se hizo muy amiga de la bailarina británica Kay Kendall, que era la mujer de Rex); Cary Grant amaba el sentido del humor de Audrey, «todo lo que pido por Navidad es otra pelí­cula junto a Audrey Hepburn» dijo una vez; y Gregory Peck se convirtió en uno de sus amigos mas í­ntimos. Después de la muerte de la actriz Peck fue a la camara y recitó su poema favorito, «Unending Love» de Rabindranath Tagore. Algunos creen que Audrey y Humphrey no mantuvieron su amistad, pero eso es falso, Bogart lo hizo mejor con Audrey de lo que lo harí­a cualquiera. Como ella después dirí­a: » A veces los tipos mas duros resultan ser los mas sensibles, como Bogey lo es conmigo».

Su interpretacción de Holly Golightly en Desayuno con diamantes (1961) se convirtió en un icono del cine americano. Ella defininió su papel como «el mas jazz de mi carrera». Preguntada sobre su nuevo papel dijo: «Soy introvertida, actuar ser una chica extrovertida es la cosa mas difí­cil que he hecho en mi vida». El elegante vestuario que usó en la pelí­cula estaba diseñado por Givenchy. Además se puso mechas rubias en el pelo, look que también conservó fuera de la pantalla. Este papel, sin lugar a dudas el mas popular de su carrera, estaba originariamente pensado para Marilyn Monroe (Truman Capote, el autor de la novela en que se basa la pelí­cula, ademásde guionista, era un gran amigo de la polémica actriz). Cuando Marylin rechazó el papel debido a que querí­a dejar de interpretar a «chicas ingenuas» y este le llegó a Audrey, el personaje de Holly sufrió varios, entre ellos el personaje dejaba de ser bisexual para ser heterosexual, ademássu trabajo de prostituta de lujo queda mucho mas difuso y en ningún momento se hace la mas mí­nima referencia a este hecho. Su magní­fica interpretacción recibirí­a otra nominación a los Oscar, premio que fue a parar a la italiana Sophia Loren.

Hepburn se habí­a establizado como una de las actrices más populares de América. En 1963 le cantó el Feliz cumpleaños al presidente Kennedy como Marilyn Monroe habí­a hecho un año antes. A pesar de todo ello, Audrey vivió una vida mucha mas reservada y humilde que la mayorí­a de las estrellas de Hollywood, como demuestra el hecho de que viviera en casas, no en mansiones, y que cualtivaba su propio huerto, además de su vocación por UNICEF y sus multiples viajes a ífrica.

* Con información de agencias e Internet.

Audrey Hepburn murió a causa del cáncer de colon en su casa de Tolchenaz, en Suiza, el 20 de enero de 1993 a los 63 años de edad. Ese mismo dí­a, Elizabeth Taylor dijo «Dios estarí­a contento de tener un ángel como Audrey con él».
«Desayuno con diamantes»


«Desayuno con diamantes» (en inglés «Breakfast at Tiffany»s») fue la consagración de Hepburn en 1961. Dirigida por Blake Edwards, basada en la novela homónima de Truman Capote y con una banda sonora de Henry Mancini y Johnny Mercer, de donde se extrae la famosa canción «Moon river».

La pelí­cula trata de dos personajes, ambos de no muy buena reputación. Primero, la mujer llamada Holly (interpretado por Audrey Hepburn), quien es de clase mediera, pero que ama la buena vida, las fiestas, la champaña y, sobre todo, los diamantes, especialmente los de Tiffany»s, la famosa joyerí­a de la Fifth Aveneu de Nueva York.

Por su parte, Paul (interpretado por George Peppard) es un escritor que no escribe, y que también anda en busca de buena vida. Al igual que Holly, su interés es encontrar quién los mantenga, a cambio de un poco de compañí­a. Al final, ambos se conocen cuando uno vive en el departamento del piso de arriba del otro. La pelí­cula, al igual que la novela, parece con una trama insignificante, pero Capote supo reflejar bien la frivolidad y el interés de la burguesí­a neoyorquina.

Tanto Hepburn como Peppard llegaron como segunda opción a la pelí­cula, pues los inicialmente escogidos fueron la también glamourosa Marylin Monroe y el galán Steve McQueen.

Monroe no aceptó, pues todos los papeles realizados por ella hasta esa fecha eran sobre mujeres frí­volas, y ella querí­a quitarse esa imagen. Por suerte, para Hepburn, quedó estereotipada con esa pelí­cula, pues la figura de una mujer fumando con un largo filtro, vestido largo, diamantes, le ha pertenecido y ha sido largamente imitada.

Aparte, la novela homónima de Capote, escrita unos años antes, celebra este año sus bodas de oro, como uno de los libros fundamentales de la narrativa estadounidense, sobre todo la de posguerra. Capote ha sido uno de los escritores insignia de la Gran Manzana.

Actualmente, la pelí­cula ha sido inspiración para el cine actual, especialmente en los filmes del director español Pedro Almodóvar, quien parece moldear a sus protagonistas mujeres con el temple de Hepburn.