Auditorí­a social del pueblo


Ha llegado el tiempo para que, la ciudadaní­a haga la Auditorí­a Social del Pueblo a quienes han hecho Gobierno, a sus resultados en el desempeño de tipo comunitario y global durante los últimos cuatro años en los tres Poderes Centrales: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y el sexto poder en los municipios con sus alcaldes al frente, bases de la cimentación productiva del desarrollo por el trabajo, economí­a y superación total de todo el paí­s, no solo de consumo local, a juzgar por la Municipalidad del Puerto de San José y otras que están desfinanciadas, y merecen una exhaustiva auditorí­a fiscal de nuestra nueva fémina Auditora; y una elección de mayor atención en esos municipios.

Santiago VILLANUEVA GUDIEL, svillanuevagudiel@hotmail.com

El pueblo es el que en definitiva los elige, siente, acepta, soporta y experimenta en bien o en mal las consecuencias de sus servicios; sí­ fueron positivos a las expectativas que se tuvo para su elección, o si han sido frustrados y defraudados; y lo que merezcan en recompensa. Su Auditorí­a Social es más valiosa que otras que soslayan o deforman las actuaciones que la psicologí­a del rumor haya propalado, además de que descubre los intereses polí­ticos con que se llegó a algún puesto, y que de antemano concibieron y para eso trabajaron, no precisamente para bien de la nación y su pueblo. Y después se tiene el asombro de saber por medio de otros paí­ses, lo que acá se hizo y los señalan como deshonra del pueblo que los eligió o escogió equivocadamente. Algo que los califica de negativos, es que dejan cargas económicas paternalistas tipo «ex PAC» que ahora los hay modernos; y organizaciones «de derecho público» prepotentes, ostentosas y viciadas en una anarquí­a permanente de hacer bloqueos, huelgas y paros de labores; las cuales mandan autoritariamente al propio Gobierno que los creo, los sostiene y todaví­a lo amenazan; y la Autoridad les obedece con sumisión para la ingobernabilidad predominante. Y no salvar a las nuevas generaciones de las garras de la delincuencia creando ambiente para la fundación de nuevas fuentes de trabajo, ni invertir en ellas, sino en el paternalismo polí­tico retrógrado. La voz del pueblo es siempre la de las ansiedades a las que se aspira para salir de las angustias que sufre en la más pura realidad; por lo que es el llamado a evaluar si en su desempeño fueron satisfechas o frustradas; o una vez más fueron promesas no cumplidas que deben serles calificadas de acuerdo a algunos parámetros de: buenos o malos; constructivos o destructivos, afortunados o desafortunados, aprobados o reprobados por el mí­nimo o máximo de esperanzas que se haya satisfecho, o si solo resolvieron las suyas. En resumen si fueron personalmente capaces para merecer reelección por su carrera, o incapaces, altivos y prepotentes para su rechazo. Sin duda que nos quedamos cortos en los calificativos, a los cuales el lector(a) puede agregar los suyos o hacérnoslos llegar. Pronto estaremos frente a la visión de nuevos nombres o renovados para la elección de candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la República, diputados al Congreso hombres y mujeres; y para escoger los mejores prospectos a Alcaldes o Alcaldesas Municipales tan importantes como los otros cargos. Habrá caras desgastadas sin frutos demostrables en el Congreso, con pocas excepciones tanto como en municipios improductivos; pero también caras conocidas de verdadero renombre para escoger. Sugerimos una norma de elección. La de los que hayan demostrado su capacidad siendo luz valiosa para el pueblo en acciones a su favor con pasión, y en hechos a la vista; con experiencia pública conocida en cualquier categorí­a, no por codiciosos de intereses de superioridad y aparente «capacidad», más que solo en fáciles palabras de crí­ticas de oposición y resistencia, de cantos de sirenas y silbidos de delfines que resulten en lo mismo: otros cuatro años desgastados, largos y desesperantes; para quedar igual o peor y en el mismo punto de partida: salir del subdesarrollo cí­vico-polí­tico como lo logró la República de Chile; y alcanzar el desarrollo productivo con visión de Nación y de Estado de buen Gobierno y de orden, como lo ha visualizado nuestro actual vicepresidente Dr. Espada que a la par de don ílvaro Arzú Irigoyen, ex presidente de la República y actual Alcalde Capitalino, son los mejores prospectos de elección insuperables.