«En esa fosa común de la provincia de Nínive fueron desenterrados 123 cuerpos, todos muertos a balazos; había 98 niños y 25 mujeres», declaró hoy Michael Trimble, director de la investigación sobre las fosas comunes del Alto Tribunal Penal iraquí, durante la 26ª audiencia del juicio a Saddam Hussein por genocidio.
El derrocado presidente y seis de sus ex colaboradores, entre ellos su primo Hassan al Majid, conocido como «Alí el químico», son juzgados por haber ordenado y llevado a cabo las campañas militares de Anfal en 1987 y 1988 en Kurdistán (norte), que dejaron unos 180.000 muertos, según la acusación.
Sólo Saddam Hussein y Alí el químico son acusados de genocidio, pero todos pueden ser condenados a muerte.
«Cursos de agua secos fueron utilizados en la mayoría de los casos para disimular las fosas comunes y las mismas técnicas fueron utilizadas de un sitio al otro», dijo Trimble, miembro del cuerpo de ingenieros del ejército estadounidense.
«El 90% de los niños descubiertos en los tres sitios testigo tenían menos de 13 años en el momento de su muerte», agregó con voz seca, carente de emoción.
«La mayoría de las heridas de bala de estos niños se situaba en la cabeza. En los adultos, 76% de los cuerpos presentan impactos de bala en la cabeza. El 24% restante no tiene rastro de balas, sino marcas de armas contundentes. Deducimos que fueron golpeados a palos o con las culatas de los fusiles», afirmó Trimble.
Explicó con tono didáctico sus métodos de trabajo, tanto en el sitio para desenterrar los cuerpos, como en el laboratorio, para recrear las causas de la muerte de las víctimas.
«He aquí un cráneo que lleva la marca de un impacto de bala en la parte superior. Atravesó el cerebro y se encuentra ahora bajo el ojo izquierdo», dijo.
Los acusados, todos presentes, permanecieron impasibles, al igual que sus abogados. Sólo los de Saddam Hussein y Alí el químico boicotean el proceso desde el despido del juez anterior por motivos políticos.
Trimble proyectó varias fotografías de los restos descubiertos en las fosas comunes, entre ellos el de una mujer embarazada y el de su feto. Se detuvo en la foto del cadáver de un bebé de entre seis y doce meses, ejecutado de un disparo en la nuca.
«El tribunal se pregunta por qué una mano adulta figura en esta foto. De hecho, cuando exhumamos el cuerpo del niño, también desenterramos la manta que lo cubría. No sabíamos que la mano de su madre, la derecha, creo, se encontraba en el interior, hasta que comenzamos a analizar el cuerpo en el laboratorio», dijo el científico.
Trimble es el tercer experto que presta testimonio en este proceso. Decenas de kurdos han descrito en detalle hasta el momento los bombardeos químicos de sus poblados, las violaciones de mujeres y las ejecuciones sumarias y masivas.
Los acusados afirman que las campañas de Anfal eran una forma clásica de represión de la insurrección, en el marco de la guerra entre Irán e Irak (1980-1988).