El ejercicio del poder político tristemente ha estado marcado por una indiferencia hacia las más sentidas necesidades de la población. En adición, la legitimidad de los liderazgos de índole política ha estado cuestionada por la dudosa procedencia de sus fuentes de financiamiento. El proceso electoral ha sido trastocado y la clase política, prácticamente a todo nivel, produce sinsabores y una amargura continuada frente a un sentimiento generalizado de frustración y de descontento.
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La trampa nos absorbe y nos deja en un estado de indefensión agudo, severo. La salida es difícil. La salida es compleja. Pues se necesita de un liderazgo –político también–, que por ahora parece estar ausente. La mayoría de los integrantes de nuestra sociedad se ha conformado o se ha negado la posibilidad de realizarse plenamente ante este sombrío panorama que nos envuelve y nos hace un tremendo daño. Somos una sociedad cuyos individuos en su gran mayoría están castrados. Estamos viviendo dentro de una trampa y nos negamos la posibilidad a salir de ella con coraje y valentía. Atrás, en el olvido han quedado las estrofas de nuestro Himno Nacional. Sobre todo aquello de: “que tu pueblo antes muerto que esclavo será…” Estamos esclavizados ante la amargura de un profuso sentimiento de impotencia por la indiferencia de la clase política. Sea ésta la que ejerce el poder político o sea ésta la que dice estar en la “oposición”.
El insulto y la agresión son los distintivos ante las discrepancias entre los oponentes políticos. Pero de eso a la discusión abierta, franca, el empleo de argumentos que consoliden y persuadan las posiciones que se defienden, distan mucho, muchísimo del ejercicio del debate político. De hecho ese es el principal síntoma de cuán ajenos son los políticos responsables de la elaboración de la estructura y aprobación de las normas que a todos nos han de regir.
Comencé esta sección recordando la fragmentación que se hizo de la institucionalidad pública. Cómo se desvirtuó el servicio civil. Cómo se piñatizaron los principales activos del Estado y cómo esta danza del despojo no se ha detenido. A continuación esbocé el mal funcionamiento del Sistema de Justicia y cómo ha sido y será absurdo que en casi todo problema político en el que no les es posible ponerse de acuerdo, se tenga que acudir con reiteración enfermiza a las soluciones que puedan plantear los magistrados, sean éstos los de la Corte Suprema de Justicia o los “infalibles” de la Corte de Constitucionalidad. Y a continuación dibujé la atrofia de modelo económico que nos tiene sumidos en estas miserables condiciones de infradesarrollo y subdesarrollo. Al concluir, con la frustración que nos acompaña al ver a nuestros políticos desperdiciar el único recurso que no puede reponerse: el tiempo. Y todo ello nos tiene literalmente atrapados y aparentemente sin salida.
Queda para el apreciable lector buscar dentro de sus convicciones la posibilidad de emprender uno a uno, como el nombre permanente de este espacio, el esfuerzo de persuadirse unos a otros y quizás iniciar un movimiento que nos posibilite un radical cambio del actual estado de cosas. Para finalizar quiero agradecer la gentileza que me han dispensado en esta “Tribuna y no mostrador”, para expresar mis ideas sin más limitaciones que las que yo mismo me he impuesto. Me retiro. Dejo el espacio que en septiembre cumpliría 20 años. Quizás habré de volver en breve. Muchas gracias a todos aquellos que comentaron mis reflexiones, gracias también a aquellos que expresaron su desacuerdo en su momento. Gracias a Óscar Clemente Marroquín por la gentileza de su amistad. Hasta pronto.