Atento comentario del doctor Rudolf García-Gallont


grecia-aguilera-2012

El reconocido cirujano de Guatemala Rudolf García-Gallont, me ha enviado una honrosa misiva con referencia a mi artículo del sábado 4 de enero de 2014, otorgando una amplia explicación sobre la cirugía del recién nacido Santiago Nicolás Haider Palacios, que se realizó en el Hospital Conmemorativo Chang Gung de Taiwán, el martes primero de octubre de 2013. Transcribo a continuación sus apuntes: “Efectivamente el artículo resalta de una manera relevante este hecho histórico, que une dos mundos alrededor de una aparentemente diminuta persona: Un bebé guatemalteco, si uno quiere verlo, tan solo un niño guatemalteco más.

GRECIA AGUILERA


Pero muestra lo que puede lograrse cuando alrededor de un ser humano tan diminuto se reúnen todas las fuerzas y voluntades posibles, empezando por un par de padres dispuestos a NO dejar morir a su pequeño, grupos de médicos locales que toman el caso, logran un ‘respiro’ con una operación de puente que le permite salir del período de recién-nacido y alcanzar un cierto peso (que como vemos, resultó aún limítrofe para un trasplante de hígado), un Embajador de un país del primer mundo con un corazón gigantesco y su equipo de trabajo aún más grande, un renombrado médico en Taiwán que conoce nuestro país lleno de precariedades y que ha contribuido a formar especialistas en esta área; y por descontado, los dos protagonistas de la Historia: Dios, el Dios que todo lo puede, y el pequeño Santiago. Y, poniendo todo esto en contexto, como cuando los astros se alinean, el Hospital donde se realizará la proeza quirúrgica decide no cobrar por la cirugía… Y entonces, oh sorpresa, a pesar de todas las mediciones científicas antes de la operación, resulta que el segmento que la madre de Santiago se ha dejado retirar (con todo el riesgo y sacrificio que ello significa, pero que para una Madre no es más que un acto natural por salvar a su hijo), es aún demasiado grande para encontrar cabida dentro del pequeño abdomen del infante. Y es en este momento donde la Humanidad encuentra otro de esos momentos Cumbre que hacen tan grande a nuestra especie, y se realiza por PRIMERA VEZ EN EL MUNDO la reducción de un injerto hepático a su mínima unidad anatómica, o sea, se reduce a UN SOLO SEGMENTO el pedazo de hígado, de manera que aún contenga -aunque sea de un milímetro de diámetro- un ramo de Vena Porta, un ramo de Arteria Hepática, un conducto biliar y un ramo de Vena Suprahepática para ser unidos bajo el microscopio a las estructuras homólogas de Santiago. Nunca antes se había realizado esta proeza quirúrgica en el Mundo. Y el Profesor Chen Chao-Long, sin escatimar esfuerzos y con el propio corazón en la mano, da el paso con su extraordinario equipo y realiza la proeza con éxito… Y después de muchas, muchas horas, concluye la intervención con el paciente vivo. Prosiguen días de angustia, con la incertidumbre si el hígado nuevo va a tener suficiente aporte sanguíneo para sobrevivir y funcionar, si el tiempo quirúrgico tan prolongado no sobrepasó el límite de tolerancia a ‘isquemia fría’ y sufrió algún daño, y si reasumirá de inmediato todas las funciones vitales que en cuestión de horas deben re-arreglarse en el organismo, como la coagulación sanguínea, el delicado equilibrio ácido-base, y todo lo que requiere monitoraje y vigilancia continuos. Y allí es donde interviene nuevamente la mano de nuestro Dios todopoderoso, y hace, junto con la férrea voluntad de los humanos que actúan sin descansar, que todo esto llegue a un final feliz… Paciencia, persistencia, expertaje y perfección de un médico taiwanés para dar vida a un niño guatemalteco. Esta es, en pocas palabras, mi visión personal de lo que sucedió con Santiago… A usted Grecia un enorme abrazo y las gracias por hacer resaltar en los Medios esta proeza.”