Varios atentados contra chiíes y la policía antes del comienzo de un ritual religioso chií dejaron 21 muertos en distintos puntos de Irak, mientras pistoleros en el antiguo bastión insurgente de Faluya asesinaron al alcalde de la ciudad cuando inspeccionaba un proyecto de limpieza.
El ataque más mortífero se produjo contra un grupo de chiíes que conmemoraban la festividad de Ashura en la ciudad oriental de Bakuba, un antiguo bastión de al-Qaida a 60 kilómetros (35 millas) al nordeste de Bagdad. El ataque dejó ocho muertos, incluso dos niños, y 35 heridos, dijo un policía.
Los chiíes observan Ashura, la conmemoración de la muerte de Husein, el nieto del profeta Mahoma, en la batalla de Karbala en el siglo VII. La conmemoración moviliza a cientos de miles de chiíes. Los extremistas suníes los atacan por considerarlos herejes.
Asimismo el miércoles, un atacante suicida embistió con su vehículo cargado de explosivos un puesto policial en las afueras de la ciudad de Tikrit, donde mató a cinco policías y tres civiles, dijo otro policía.
El ataque en Tikrit, a 130 kilómetros (80 millas) al norte de Bagdad, también dejó 18 heridos, agregó el informante.
Los milicianos detonaron bombas cerca de viviendas de policías en la ciudad de Karma, al oeste de la capital iraquí, donde dejaron 4 muertos y 24 heridos, dijo la policía.
Y en la ciudad de Faluya, a 65 kilómetros (40 millas) de Bagdad, pistoleros a pie mataron a tiros al alcalde, Adnan Husein, mientras supervisaba cuadrillas de limpieza en uno de los vecindarios, dijo un policía. Dos de los guardias del alcalde resultaron heridos.
En el suburbio de Abu Ghraib una bomba mató a un policía e hirió a siete, dijo la policía.
Varios funcionarios médicos confirmaron las cifras de víctimas de los ataques. Todos hablaron con la condición del anonimato por no estar autorizados a informar al respecto.
Nadie se atribuyó inmediatamente los ataques, pero tienen el sello de la rama local de al-Qaida. Este grupo intensificó recientemente su campaña de violencia para frustrar los planes del gobierno de garantizar la seguridad.
La violencia aumentó en Irak desde una represión a una protesta suní en abril. A partir de entonces, en un nivel de matanzas no vistos desde el 2008, han muerto más de 5 mil 500 personas.
Los ataques del miércoles elevan a 134 la cifra de muertos en Irak en lo que va de noviembre, según un recuento de Associated Press.