Atentado lleva el caos a Jerusalén


Vista panorámica del ataque en el cual un palestino utilizó una excavadora para embestir un autobús y varios vehí­culos.

Un palestino que conducí­a una excavadora mató hoy a tres personas e hirió a 45 tras embestir un autobús, vehí­culos y transeúntes, antes de ser abatido en el centro de Jerusalén, indicaron los servicios de emergencia y la policí­a israelí­es.


Hacia las tres de la mañana (hora de Guatemala, mediodí­a en Israel), el conductor de la excavadora se lanzó en una carrera de unos cientos de metros en la calle Jaffa, la principal arteria comercial de Jerusalén, embistiendo a su paso un autobús, que volcó, vehí­culos y transeúntes, antes de ser abatido, mientras seguí­a al frente de la máquina, por un policí­a de élite.

«Contamos por ahora cuatro muertos, incluyendo al conductor de la excavadora, y 45 heridos, entre ellos tres de gravedad», declaró Yeroham Mendola, portavoz del Magen David Adom, equivalente israelí­ de la Cruz Roja.

Entre los heridos que quedaron en el interior del autobús figura un bebé, según esa fuente.

La policí­a israelí­ afirmó que se trataba de un «ataque terrorista» perpetrado por un palestino que viví­a en Jerusalén este ocupada.

Dijo que tení­a 30 años y que viví­a en el pueblo de Sur Baher, casado, padre de dos hijos y con antecedentes penales.

El ataque fue reivindicado por un grupo palestino poco conocido, llamado «Las brigadas de los hombres libres de Galilea». En un llamado telefónico en Ramala (Cisjordania), un interlocutor dijo que el autor del ataque se llama Hussan Taysir Dwayat.

Desde Gaza, el movimiento islamista Hamas, que controla la franja de Gaza desde junio de 2007, calificó el ataque de Jerusalén como una «respuesta natural a las agresiones israelí­es», pero indicó que no tení­a ninguna información sobre los autores.

El presidente estadounidense George W. Bush expresó sus condolencias al primer ministro israelí­ Ehud Olmert, indicó la presidencia del consejo israelí­.

«El presidente Bush llamó al primer ministro Olmert para expresarle sus condolencias al pueblo israelí­ tras el sangriento ataque de Jerusalén», declaró el portavoz de Olmert, Mark Regev.

Gran Bretaña también condenó este «acto horrible», confiando en que no perjudique el proceso de paz israelo-palestino.

Israel considera que Jerusalén es su «capital indivisible» desde que en 1967 conquistó la parte oriental de la ciudad.

«Aún si un tercio de los habitantes de Jerusalén son ciudadanos árabes, el conjunto de la ciudad está bajo soberaní­a israelí­. Quien piense que los ciudadanos árabes lograrán dividir la ciudad y retirarla del control israelí­, se equivocan», afirmó el ministro israelí­ de Seguridad Interior, Avi Dichter.

El ataque se produjo cerca de la obra en construcción del tranví­a, provocando escenas de pánico.

«Vi un tractor que derribaba vehí­culos en la calle Jaffa. La gente comenzó a gritar. Salí­ del banco y le disparé», explicó Shmuel Abukiya, vigilante de una sucursal bancaria cercana al lugar del ataque, en medio de una calle cubierta de restos de coches que dio vuelta la excavadora.

Decenas de transeúntes que aún estado de shock recibieron rápidamente atención médica en el lugar mientras la policí­a y los bomberos rescataban a las ví­ctimas que estaban atrapadas en los vechí­culos.

El sector fue inmediatamente cerrado por la policí­a.

Es el primer atentado en Jerusalén desde el 6 de marzo pasado cuando ocho estudiantes israelí­es de un instituto de estudios talmúdicos de Jerusalén oeste murieron baleados por un palestino que fue abatido poco después.

El ataque de hoy se produce en momentos en que rige una tregua a la violencia en la franja de Gaza alcanzada por el Hamas e Israel.

En ese contexto, Israel reabrió integramente hoy los pasos fronterizos de Nahal Oz y Sufa, entre su territorio y la franja de Gaza, y parcialmente el paso de Karni.

DESOLACIí“N


Al volante de una excavadora, un palestino dejó a su paso este miércoles una estampa de desolación y muerte en la calle Jaffa, la más concurrida de Jerusalén, con coches hundidos, una moto aplastada, y escombros por todas partes.

Con la cara ensangrentada, el pasajero de uno de los autobuses embestido salió por sí­ solo por una de las ventanas del vehí­culo. Totalmente confundido, rechazó la ayuda médica y lanzó acusador: «todo ésto es culpa de Olmert», el primer ministro Ehud Olmert, uno de los más impopulares de la historia.

La excavadora inició su carrera destructiva a mediodí­a, cerca de las obras del tranví­a que unirá varios barrios de la ciudad, en la calle donde tiene su oficina la AFP.

Las huellas del atentado son claramente visibles: un autocar volcó, otro acabó empotrado en un poste y cuatro coches quedaron destrozados. Del maletero abierto de uno de ellos salen juguetes.

La excavadora acabó su carrera contra una moto que ahora parece un amasijo de hierros y cables.

La policí­a conocí­a al autor del atentado. Tení­a 30 años, estaba casado y era padre de dos hijos, viví­a en Sur Baher, en Jerusalén Este, y tení­a antecedentes penales.

Un policí­a israelí­ de una unidad de élite lo mató de varios disparos a quemarropa cuando la maquina estaba en movimiento. La cabeza ensangrentada del conductor acabó reposando en el volante.

En la calzada y en las aceras, el personal sanitario trataba de calmar a los transeúntes, muertos de miedo, mientras evacuaba a toda prisa a las ví­ctimas. El saldo fue de tres muertos y 45 heridos, tres de ellos graves.

Los bomberos trataban de sacar a una anciana atrapada en su coche, pero era demasiado tarde, estaba muerta.