Bagdad sufrió el martes el atentado más sangriento de las dos últimas semanas, en el que murieron al menos 24 personas en un barrio de mayoría chiita, provocando la cólera de los bagdadíes ante la impotencia de las fuerzas iraquíes y estadounidenses.
Un camión bomba estalló el martes por la mañana en un mercado del barrio de Amil, de mayoría chiita, en el suroeste de la capital iraquí.
«Veinticuatro personas han muerto en la explosión, entre ellas tres niños y cuatro mujeres. También tenemos seis fragmentos de cuerpos no identificados. El atentado ha dejado 39 heridos», precisó una fuente del hospital de Yarmuk.
La explosión creó un cráter de cinco metros de largo. Diez edificios de los alrededores han sido fuertemente dañados.
Tras el atentado, los lugareños hurgaban frenéticamente entre los escombros, con herramientas rudimentarias o incluso con las manos, para buscar sobrevivientes, mientras otros acusaban al gobierno y a las fuerzas estadounidenses, incapaces de poner fin a los ataques.
«Â¿Por qué somos nosotros, los chiitas, las víctimas de todos los ataques?», se preguntaba un superviviente. «Los estadounidenses nos detienen por la noche, y por el día nos matan las bombas», denunció.
Los atentados en los mercados son generalmente obra de grupos extremistas sunitas, vinculados a la rama iraquí de Al-Qaida, contra civiles chiitas, a los que consideran como herejes y aliados de los estadounidenses.
Estos atentados se producen a pesar del nuevo plan de seguridad en Bagdad, lanzado a mediados de febrero, en el marco del cual unos 85.000 hombres, soldados norteamericanos y miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes están desplegados para luchar contra las violencias confesionales en la capital.
En 2006, más de 16.000 civiles murieron en actos de violencia en Bagdad, según Naciones Unidas.
Al menos otras diez personas murieron este martes en diversos episodios violentos en Irak.
En un ataque con bomba contra una patrulla policial en Bagdad, murió un policía y tres quedaron heridos.
En Adhamiya, un enclave sunita situado en la orilla este del Tigris, de mayoría chiita, dos obuses cayeron cerca de la universidad de Ibn al-Haitham, matando a tres estudiantes e hiriendo a siete más, según una fuente de los servicios de seguridad.
Las violencias interconfesionales continuaron en la provincia de Diyala, al norte de la capital, donde viven sunitas, chiitas y kurdos. En Jales, a 100 km al norte de Bagdad, hombres armados y uniformados dispararon este martes contra un vehículo en el que viajaban civiles, matando a seis miembros de una familia, según la policía local.
La policía de Kirkuk descubrió además los cadáveres de un camionero turco secuestrado varios días antes y de un iraquí, asesinados ambos a balazos, al sur de esta ciudad petrolífera situada a 250 km al norte de Bagdad.
Por otro lado, se confirmó que Abdel Aziz Hakim, líder del Consejo Supremo Islámico de Irak (CSII), uno de los principales partidos chiitas del país, y que acudió a Irán para someterse a un tratamiento, tiene un cáncer, declaró a la AFP su hijo, Ammar Hakim.