Un atacante suicida hizo estallar ayer su cinturón con explosivos entre dolientes suníes que asistían a un funeral en Bagdad, con resultado de al menos 16 muertos y 35 heridos, en el episodio más reciente de la violencia que azota casi a diario al país.
Los hechos ocurrieron durante la noche en el interior de una carpa en la que se efectuaba el funeral en el vecindario de Dora, en el sur de la capital, indicaron funcionarios policiales.
Otros dos atentados dejaron dos policías muertos y 37 heridos en el norte del país, según las autoridades.
El derramamiento de sangre del domingo siguió a la oleada de ataques del día anterior en la que murieron 104 personas, la mayoría de éstas en un atentado doble perpetrado por suicidas durante un funeral chií en Bagdad.
La violencia se ha intensificado en los últimos meses en Irak. Más de 4.000 personas han perdido la vida entre abril y agosto, un nivel elevado que no se registraba desde que el país estuvo al borde de la guerra civil entre 2006 y 2008.
Horas antes el domingo, un atacante suicida hizo estallar un vehículo cargado de explosivos en una zona residencial en la ciudad de Kirkuk y 35 personas resultaron heridas, dijo el general brigadier de la policía local, Anwar Mohammed Qadir.
El atacante tuvo como blancos una oficina educativa curda y la casa contigua de un legislador cristiano, según Qadir. Siete integrantes de la familia del legislador resultaron heridos en el atentado.
Diversos grupos étnicos como árabes, curdos y turcomanos viven en Kirkuk y todos tienen reclamos sobre derechos en la rica región petrolera. .
Horas después del atentado explosivo en Kirkuk, la policía dijo que una bomba estalló al paso de una caravana de vehículos de seguridad cerca de la ciudad norteña de Mosul; en los hechos murieron dos soldaos y dos resultaron heridos.
El enviado interino de las Naciones Unidas en Irak, Gyorgy Busztin, condenó los ataques explosivos en tanto que exhortó al gobierno a que refuerce sus medidas de seguridad y a los iraquíes a que se abstengan de perpetrar atentados en venganza.
«La represalia sólo puede acarrear más violencia y es responsabilidad de todos los dirigentes la adopción de medidas firmes para impedir una mayor intensificación de la violencia», dijo Busztin en un comunicado.
Las autoridades de hospitales, que confirmaron las cifras de víctimas de todos los ataques, solicitaron el anonimato porque no estaban autorizadas a hacer declaraciones a la prensa.