Una oleada de atentados explosivos sacudió hoy Bagdad y causó 57 muertos, en la víspera del décimo aniversario de la invasión encabezada por Estados Unidos y en el contexto de la inestabilidad que ha persistido en Irak poco más de un año después del retiro de las fuerzas estadounidenses.
BAGDAD Agencia AP
La violencia se ha agudizado drásticamente desde que la lucha entre suníes y chiíes alcanzó su punto de mayor intensidad y puso al país al borde de la guerra civil entre 2006 y 2007. Sin embargo, la insurgencia ha conservado su capacidad para efectuar ataques de gran escala mientras que las rivalidades étnicas continúan desgarrando el tejido de la unidad nacional.
Los atentados de hoy tuvieron un fuerte significado simbólico porque ocurrieron un día antes del décimo aniversario del inicio de la invasión lanzada por Washington antes del amanecer del 19 de marzo de 2003 con una campaña de ataques aéreos que tenían como propósito causar «conmoción e intimidación».
Al derrocamiento de Saddam Hussein en aquella operación militar rápida siguieron años de derramamiento de sangre debido a la lucha de los combatientes suníes y chiíes contra las fuerzas estadounidenses y la lucha entre ellos mismos, con resultado de más de 100 mil muertos, entre ellos unos 4.500 estadounidenses.
Una década después, continúa en la incertidumbre la estabilidad de Irak a largo plazo y el fortalecimiento de la democracia de esa nación.
El país es indiscutiblemente más libre y más democrático que durante el régimen asesino de Saddam Hussein. Sin embargo, el gobierno encabezado por los chiíes se encuentra ideológicamente más próximo a Teherán que a Washington, al tiempo que afronta la ira desbordante de la minoría suní que dominaba el país durante la era de Saddam y que es ahora la que encabeza la insurgencia.
La oleada de atentados del martes, al parecer coordinados, incluyó el estallido de coches bomba y de explosivos colocados abajo de vehículos.
Los ataques ocurrieron en un lapso de más de dos horas y estuvieron dirigidos contra las fuerzas de seguridad así como contra restaurantes, trabajadores y paradas de autobús en zonas principalmente chiíes, dijeron funcionarios policiales y de hospitales.
Nadie se adjudicó las explosiones, pero tienen el sello de al-Qaeda en Irak. El grupo terrorista, que ha pretendido reafirmar su presencia en las últimas semanas en el país, tiene preferencia por la comisión de atentados explosivos coordinados, incluidos coches bomba, y pretende socavar la confianza de la ciudadanía en el gobierno.