Por lo menos 52 personas murieron cuando un atacante suicida detonó sus explosivos en medio de un grupo de reclutas policiales; un nuevo hecho que socava los esfuerzos de Irak para demostrar que es capaz de protegerse sin ayuda exterior.
El número de muertos seguía en ascenso más de dos horas después que un policía de Tikrit dijo que el atacante se sumó a centenares de postulantes frente a la estación policial en las afueras de Tikrit, ciudad natal de Saddam Hussein, situada a 130 kilómetros (80 millas) al norte de Bagdad.
El ataque puso al desnudo la incapacidad de las fuerzas iraquíes para cerrar las brechas más flagrantes en su seguridad, a medida que las fuerzas estadounidenses se aprestan a partir hacia fines de año.
Un sobreviviente dijo que los postulantes fueron registrados antes de entrar al patio de la comisaría.
«Estábamos esperando en fila para entrar al patio de la comisaría cuando una explosión poderosa me arrojó al suelo», dijo el recluta Quteiba Muhsin, que sufrió fracturas en las dos piernas. «Vi los cuerpos de dos amigos en la fila. Todavía estoy aturdido por la explosión y por ver muertos a mis dos amigos».
Desde los altoparlantes de las mezquitas de Tikrit se solicitaba a la población que donara sangre para los heridos. Una televisora iraquí mostró charcos de sangre, retazos de ropa y zapatos desparramados en el lugar.
La policía de Tikrit dijo que había 52 muertos y por lo menos 150 heridos.
Los insurgentes han dirigido sus ataques a los centros de reclutamiento como sus lugares favoritos.
El grupo de postulantes fue el primero en presentarse para las 2.000 nuevas vacantes de la policía que el Ministerio del Interior recientemente aprobó para la periférica provincia de Salahuddin, que está dominada por musulmanes suníes. Los postulantes esperaban presentarse a entrevistas y exámenes médicos como parte del proceso de solicitud, dijo el policía.