Un ataque aéreo de Estados Unidos mató hoy al hijo del asesinado clérigo de origen estadounidense Anwar al-Awlaki y a otros seis extremistas, entre ellos el jefe de prensa del brazo de al-Qaeda en Yemen, dijeron líderes tribales.
Los jefes de tribus de la provincia de Shabwa, en el sureste de Yemen y lugar donde se registró el ataque, identificaron al hijo de al-Awlaki como Abdul-Rahman al-Awlaki, de 21 años. Las autoridades yemeníes no han confirmado de manera oficial su muerte. Los jefes tribales mantuvieron el anonimato por temor a represalias.
El ataque, del cual habían informado fuentes militares y de seguridad yemeníes, representa el segundo bombardeo de alto perfil realizado por Estados Unidos en dos semanas y que tiene como objetivo el grupo terrorista en el país.
En un comunicado de prensa, el Ministerio de Defensa informó hoy que el egipcio Ibrahim al-Bana y otros seis combatientes murieron anoche en la provincia de Shabwa, en el sureste del país. Oficiales de seguridad dijeron que un avión estadounidense no tripulado cometió el ataque, uno de los cinco realizados durante la madrugada y que tenían como objetivo puestos de al-Qaeda en Shabwa y la provincia vecina de Abyan, en el anárquico sur de Yemen.
Los funcionarios hablaron bajo la condición de mantenerse en el anonimato porque no estaban autorizados a compartir información con la prensa.
El ataque con misil de ayer ocurre dos semanas después de que un avión no tripulado de Estados Unidos mató al destacado clérigo al-Awlaki, un predicador musulmán erudito que colocaba mensajes en internet y que se volvió una poderosa herramienta para que al-Qaeda reclutara en occidente.
En el mismo ataque murió Samir Khan, un estadounidense-paquistaní que hacía propaganda para al-Qaida en la Península Arábiga, el brazo de la red terrorista en Yemen.
En un incidente separado, presuntos extremistas de al-Qaeda bombardearon un gasoducto clave subterráneo que va del área Balhaf en Shabwa a una terminal de exportación en el Mar Arábigo, dijeron ayer agentes de seguridad.
El ataque provocó un incendio masivo, con columnas de llamas iluminando el cielo nocturno que podrían verse a kilómetros (millas) de distancia.