El rechazo del presidente sirio Bashar Assad a los elementos más importantes de un plan internacional para terminar con la guerra civil significa que el mandatario no tiene planes para terminar con el «terrible sufrimiento» de Siria, dijo ayer el secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon.
Assad restó importancia a la posibilidad de un diálogo con la oposición armada en un discurso pronunciado el domingo, y tildó a los insurgentes de «criminales asesinos» responsables de una violencia que ha causado más de 60 mil muertos.
«El secretario general quedó decepcionado porque el discurso… no contribuye a una solución que pueda terminar el terrible sufrimiento del pueblo sirio», dijo el vocero de la ONU Martin Nesirky.
Ban y el enviado de la Liga Árabe Lajdar Brahimi seguirán buscando una transición política que permita unas elecciones organizadas por la ONU, agregó. El plan de paz contempla un gobierno de transición.
«Ahora más que nunca tienen una enorme urgencia de que la comunidad internacional acuda a ayudar al pueblo sirio para construir lo antes posible una Siria nueva y democrática, una en la que los derechos de todos los grupos y minorías queden debidamente protegidas», dijo Nesirky.
Ban y Brahimi respaldan el plan del Grupo de Trabajo sobre Siria delineado en la reunión mantenida el 30 de junio en Ginebra.
El Grupo de Trabajo incluye los cinco miembros permanentes con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU y todos ellos respaldaron el comunicado de Ginebra. Rusia y China, empero, vetaron posteriormente una resolución del Consejo de Seguridad que respaldaba el documento porque amenazaba con presionar a Assad si no concluía la lucha. Beijing y Moscú vetaron con anterioridad otras dos resoluciones por motivos similares.